Un plan de pensiones es un vehículo de ahorro, pero hay que tener en cuenta los gastos que conlleva. Estos gastos se traducen en las comisiones que hay que pagar por contratar este producto. Cada entidad ofrece unas distintas, por ello es importante asesorarnos del modo adecuado antes de proceder a su contratación. Las comisiones de un plan de pensiones están asociadas tanto a los servicios que presta la entidad gestora como a los que presta la entidad depositaria. En resumen, se paga dos tipos de comisiones.
La entidad gestora es la encargada de administrar el fondo de pensiones, que el patrimonio formado por las aportaciones de los partícipes que integran los planes de pensiones, cuya gestión, custodia y control se realizan de acuerdo con la ley. Por este tipo de servicios cobra un porcentaje sobre el conjunto de los derechos consolidados (la suma del dinero que hemos invertido en un plan de pensiones más la rentabilidad que éste ha generado). El mercado establece una cuota máxima que puede cobrar la entidad, que es de un 1,25%.
La entidad depositaria es la encargada de custodiar y vigilar los activos. Es la cuenta en la que están depositados los valores y es a quien le corresponde realizar los cobros y los pagos, así como la compra y la venta de valores. Por ello, también cobra comisiones. En su caso, la ley establece que la comisión máxima que puede cobrar es de un 0,2%.
Es decir que, a lo hora de cobrarnos las comisiones, nos aplicarán (como máximo) un 1,7% sobre el total del dinero que hay invertido en el plan de pensiones y se aplicará sobre los derechos consolidados.
Una guía para ayudarte
Si tienes alguna duda más sobre este tipo de vehículo de ahorro para la jubilación y para obtener más información, accede a nuestra guía “Las 50 preguntas sobre planes y FFPP”, donde podrás encontrar las claves que te ayudarán a comprender todo lo que necesitas saber sobre los planes de pensiones.
