La caída sostenida de la natalidad y el aumento de la longevidad están transformando la pirámide poblacional a una velocidad inédita. En la mayoría de los países —España incluida— no solo se anticipa una reducción del tamaño total de la población, sino también un descenso persistente del peso relativo de quienes están en edad de trabajar. Este viraje demográfico no solo tensiona los pilares del Estado del Bienestar —pensiones, sanidad y dependencia—, sino que reconfigura de fondo el consumo, la inversión, la producción y, en última instancia, la capacidad de crecimiento económico.
En este contexto, comprender cómo la reducción y el envejecimiento de la población activa afectan a la productividad se vuelve esencial. Analizar sus interacciones es clave para anticipar el futuro del crecimiento económico y orientar las políticas públicas que deberán sostenerlo. Juan Francisco Jimeno Serrano, asesor de la Dirección General de Economía del Banco de España y profesor asociado en la Universidad de Alcalá, hace un análisis de este desafío.
