El Instituto santalucía ha llevado a cabo un estudio sobre las expectativas vitales de la generación millennial (18 – 34 años) y sus percepciones sobre el nivel de vida que tendrán en el momento de la jubilación.
¿Mismas expectativas vitales?
Según se desprende del estudio, los millennials quieren lo mismo que sus padres y siguen teniendo las mismas metas vitales: a un 78,7% le gustaría tener hijos (frente al 61,1% de la media de la población) y un 69,9% afirma que le gustaría casarse (vs. 50,1%). Los datos también muestran que esta generación tiene un espíritu emprendedor y aventurero: al 63,3% le gustaría montar una empresa o iniciar su propio proyecto, mientras que al 46,6% le gustaría vivir fuera de España (más de 10 puntos porcentuales respecto a la media nacional).
Además, la gran mayoría de jóvenes también aspiran a comprarse una casa, tal como sostiene hasta un 83,5% de ellos. Precisamente, en un contexto como el actual, la adquisición de una vivienda se ha convertido en la principal preocupación financiera para el 61,2% de los millennials, mientras que la emancipación preocupa a un 31,7% de este segmento de la población.
Generación concienciada, pero poco optimista
Las preocupaciones que tienen los jóvenes sobre el mercado laboral tienen también su reflejo en el momento del retiro. De hecho, según muestra el estudio, la jubilación es la segunda preocupación en términos financieros de los millennials, solo por detrás de la compra de la vivienda.
Por eso, el 36,5% de los jóvenes afirma estar ahorrando actualmente para la jubilación, siendo su principal motivación para ello la creencia de que la pensión pública que percibirán será insuficiente. Por su parte, entre aquellos que no están ahorrando, la principal razón que aluden es que no se lo pueden permitir económicamente. Es más, a la mayoría de la población millennial (86,4%) le preocupa no ganar lo suficiente como para ahorrar para la jubilación.
Para José Manuel Jiménez, director del Instituto santalucía: “nunca es demasiado pronto para plantearse ahorrar pensando en el largo plazo. Poniendo un ejemplo muy básico que no tiene en cuenta un incremento en las aportaciones o las posibles rentabilidades obtenidas: un joven que empieza a los 30 años a ahorrar una media de 1.500 euros anuales hasta los 67 años que se jubile podría tener un colchón de más de 55.000 euros en el momento del retiro. Contar con una previsión y asesoramiento supone ganar en tranquilidad de cara al futuro”.
Estas preocupaciones sobre el momento de dejar el mercado laboral han llevado a esta generación a no ser muy optimista sobre su etapa como jubilado. Y es que, aunque uno de cada dos millennials cree que gozará de mejor salud que sus padres durante la jubilación, apenas un 33,7% está convencido de que disfrutará de mejor bienestar económico.