Simula tu jubilación Suscríbete

Diferencias entre la edad cronológica y la edad biológica

5'
mundo senior

En la era de la longevidad, no todas las personas de 60 años tienen el mismo nivel de envejecimiento y, como es sabido, la edad que indica nuestro DNI —la edad cronológica— no siempre refleja cómo está nuestro cuerpo por dentro—la edad biológica—.

En este post te explicamos qué diferencia hay entre ambas, por qué cada vez tienen más peso en la planificación de la jubilación y qué implicaciones tiene todo esto para nuestro futuro.

Longevidad: Edad Cronológica y Edad Biológica

¿Qué es la edad cronológica?

La edad cronológica es el lapso de tiempo que ha pasado desde el momento de nuestro nacimiento hasta la actualidad. En definitiva, la edad que indican los documentos oficiales, la que celebramos cada cumpleaños y la que utilizamos como referencia para etapas vitales clave como el inicio de la vida laboral o la jubilación.

Todas las personas que nacen el mismo día comparten la misma edad cronológica. Es una medida objetiva, sencilla y universal. Sin embargo, no tiene en cuenta en qué estado físico, mental o emocional se encuentra una persona en un momento dado.

¿Qué es la edad biológica?

En cambio, la edad biológica refleja el nivel de envejecimiento de un individuo en función de sus condiciones reales: su estado físico, su salud metabólica, su funcionamiento celular y otros indicadores que revelan el desgaste de su cuerpo con el paso del tiempo.

Se trata de un concepto mucho más individualizado que tiene en cuenta factores como:

  • Hábitos de vida (alimentación, ejercicio, consumo de tabaco o alcohol)
  • Carga genética y antecedentes familiares
  • Estado emocional y niveles de estrés
  • Entorno social y económico
  • Enfermedades crónicas o agudas

En resumen, la edad biológica determina el nivel de deterioro —o de conservación— de una persona, tanto a nivel físico como cognitivo.

¿Por qué es importante distinguirlas?

La creciente esperanza de vida ha puesto sobre la mesa el reto de la longevidad: vivimos más años, pero no siempre los vivimos mejor. Es por eso que la edad biológica está ganando protagonismo como herramienta de diagnóstico y planificación.

Ya no basta con saber cuántos años tiene una persona. Lo relevante es saber en qué condiciones llega a esa edad.

Por ejemplo, dos personas con 68 años cronológicos pueden estar en situaciones muy distintas. Una puede llevar una vida activa, sin enfermedades, con buena movilidad y agilidad mental; la otra puede padecer varias dolencias, requerir ayuda para tareas cotidianas y tener limitaciones físicas importantes. Su edad cronológica es la misma, pero su edad biológica no lo es.

Envejecimiento, dependencia y calidad de vida

Según mostramos en la infografía adjunta, esta discrepancia entre edad cronológica y biológica es cada vez más habitual. Y lo más preocupante: cada vez es más difícil estimar la tasa de dependencia basándonos solo en la edad cronológica.

Esto tiene consecuencias relevantes para el diseño de políticas públicas, el sistema de pensiones, la atención sanitaria o la planificación financiera en la jubilación. Las decisiones ya no pueden basarse solo en la edad oficial.

Especialmente en edades cercanas a la jubilación (los 60-65 años), es clave comprender que hay personas que aún pueden —y quieren— seguir activas, mientras que otras ya presentan signos de deterioro que requieren apoyo.

¿Se puede mejorar la edad biológica?

La buena noticia es que, a diferencia de la edad cronológica, la edad biológica sí se puede influir y mejorar.

Los estudios más recientes demuestran que llevar un estilo de vida saludable puede reducir nuestra edad biológica, y con ello, nuestro riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, perder autonomía o ver deterioradas nuestras funciones cognitivas.

Algunos consejos para mantener una edad biológica joven:

  • Alimentación equilibrada.
  • Ejercicio físico regular.
  • Mantener un peso adecuado y controlar factores de riesgo.
  • Dormir bien y reducir el estrés crónico.
  • Mantener relaciones sociales activas y cuidar la salud mental.
  • Estimular el cerebro con lecturas, juegos mentales o aprendizaje continuo.

En definitiva, no podemos frenar el paso del tiempo, pero sí podemos envejecer mejor.

Conclusión: una nueva forma de entender el envejecimiento

La distinción entre edad cronológica y edad biológica nos invita a cambiar la forma en que vemos el envejecimiento. No se trata solo de cuántos años hemos vivido, sino de cómo los hemos vivido y en qué condiciones llegamos a las siguientes etapas de nuestra vida.

Este cambio de paradigma será clave en los próximos años. Las políticas públicas, la gestión sanitaria, los seguros, las pensiones y hasta nuestras decisiones personales tendrán que incorporar esta nueva mirada. Porque, al final, la verdadera edad no está en los años que cumplimos, sino en la salud que conservamos.

Te invitamos a profundizar sobre esta disrupción en las tribunas de análisis sobre “La segunda revolución de la longevidad” y “Planifica tus finanzas para poder disfrutar”, elaboradas para Instituto Santalucía por la experta Bárbara Rey Actis.

Recomendamos

ISL News

Suscríbete a nuestra newsletter

Sé el primero en descubrir todas las novedades sobre jubilación, pensiones, educación financiera y cuarta edad.

Newsletter
Te ayudamos a resolver tus dudas

¿En qué podemos ayudarte?

Algunos temas que te pueden interesar

ISL News

Suscríbete a nuestra newsletter

Sé el primero en descubrir todas las novedades sobre jubilación, pensiones, educación financiera y cuarta edad.

Newsletter