Las Rentas Vitalicias siguen creciendo

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Este informe indica que, a cierre de marzo de 2019, las aseguradoras velaban por 234.934 millones de euros de sus clientes, tras anotar un incremento interanual del 3,3%. De esa cantidad, 192.080 millones corresponden a productos de seguro, un 3,88% más. Los restantes 42.854 millones constituyen el patrimonio de los planes de pensiones cuya gestión ha sido encomendada a entidades del sector. Este último importe es un 0,78% superior al anotado el ejercicio anterior por estas mismas fechas.

Las rentas vitalicias y temporales constituyen el producto más relevante en términos de ahorro gestionado, acumulando unas provisiones técnicas de 89.428 millones de euros, un 2,12% más que el año pasado. Por otra parte, destaca la pujanza de seguros individuales de ahorro a largo plazo (SIALP). Estas pólizas, popularmente conocidas como Planes de Ahorro 5, movían 4.055 millones al acabar marzo y crecen un 22,6% con carácter interanual.

Otra de los datos que recoge ICEA es la positiva evolución de los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS). Estos seguros alcanzan a cierre del primer trimestre los 13.505 millones y registran un crecimiento interanual del 8,5%. Mientras, los capitales diferidos anotan un alza del 3,1% y acumulan 50.311 millones de euros.

¿Qué son las Rentas Vitalicias?

Las rentas vitalicias son un seguro de vida-ahorro, un instrumento en auge para planificar y construir un ahorro para la jubilación y, de ese modo, complementar la pensión pública y mantener el nivel de vida previo al cese de la actividad laboral.

Para hacer más sencilla la explicación, las rentas vitalicias transforman un patrimonio que tengamos en una fuente de ingresos regular: es decir, nos ofrecen la oportunidad de percibir una cantidad de dinero con certidumbre a partir de alguna de nuestras posesiones. De este modo, se utiliza el valor de ese patrimonio mientras vivimos, y no dejamos que nuestros bienes queden obsoletos en valor cuando más lo necesitamos. Esto evita que corramos el riesgo de la longevidad, es decir, sobrevivir a nuestros ahorros, o el riesgo de que nuestros ahorros nos sobrevivan. Las rentas vitalicias suponen un complemento a las pensiones públicas por jubilación que impiden que baje el poder adquisitivo de los jubilados, resultando así en una influencia positiva en la economía española y, por consiguiente, en el empleo.

Además, al contratar una renta vitalicia se puede elegir la cantidad que recibirán los herederos en caso de fallecimiento. A menudo se dice que los españoles son “ricos en patrimonio” y “pobres en rentas”, refiriéndose a la posesión de bienes materiales que resulta ineficiente como fuente económica. Las rentas vitalicias transforman este dicho convirtiendo nuestro patrimonio en base de nuestra renta.

Ventajas fiscales de las rentas vitalicias

Aquellas personas que sean mayores de 65 años pueden disfrutar de ventajas fiscales al contratar un seguro de renta vitalicia, ya que quedan libres de impuestos todos aquellos ingresos obtenidos por la transmisión de un activo, ya sea una casa –sea o no vivienda habitual–, una cartera de fondos de inversión, un paquete de acciones, la posesión de un negocio o una licencia de taxi, por ejemplo.

Para poder beneficiarse de las ventajas fiscales que ofrecen las rentas vitalicias, hay que cumplir los siguientes requisitos:

  • El contribuyente debe de tener más de 65 años.
  • No pueden transcurrir más de 6 meses entre la operación de transmisión y la contratación de la renta vitalicia.
  • La ventaja fiscal sólo aplicará a importes hasta 240.000 euros. De esta manera, para un importe de, por ejemplo, 400.000 euros, sólo estarán exentos de tributación los primeros 240.000 euros.

En cuanto al cobro de la renta vitalicia, sí está sujeta a impuestos pero sus deducciones son muy elevadas y se van minimizando aún más a medida que avanza la edad. Si el ahorro acumulado procede de productos sin ventajas fiscales, la renta percibida no se considera renta del trabajo, sino rendimiento del ahorro. Del mismo modo, el titular de la renta vitalicia ni siquiera paga impuestos por toda la renta, sino sólo por una parte de ella. Y la parte es más pequeña cuantos más años tengas en el momento de percibir el primer pago. Por encima de 60 años, pagas por 5 de cada 100 euros que cobres; y, si tienes 70 o más, por un euro y medio por cada 100 que recibas.

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