Para la inmensa mayoría de las personas mayores, la pensión de jubilación representa su única o principal fuente de ingresos. Por ello, alcanzar la edad de jubilación con unos derechos de pensión suficiente es la principal garantía para el mantenimiento de la calidad de vida tras el retiro y la disminución de la pobreza durante la vejez.
En el año 2022, la pensión media de jubilación se situó en algo más de 1.250 euros mensuales. Esta cifra se puede considerar bastante adecuada si se tiene en cuenta que representa aproximadamente el 60% del salario medio, uno de los valores más altos de la UE. Ahora bien, los datos de la pensión media de jubilación por sexo muestran diferencias muy significativas y ponen de manifiesto una importante brecha de género.
Esta brecha se traduce en que las mujeres tienen más probabilidades de estar por debajo del umbral de la pobreza al envejecer. No se trata de un problema exclusivo de nuestro país. Según la Comisión Europea, en 2019 las mujeres recibieron pensiones más bajas en todos los países miembros de la UE, siendo la brecha media del 29%.
Uno de los propósitos del Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social, autor de este artículo de reflexión de El Pensiómetro, el barómetro de las pensiones de Instituto Santalucía, es analizar la dinámica de la brecha de género en las pensiones de jubilación españolas y así explorar si se ha producido una convergencia entre las pensiones de hombres y mujeres.
Por otro lado, dado que la brecha de género no obedece a la existencia de una normativa discriminatoria en materia de pensiones, también resulta interesante conocer cuáles son las principales causas de estas desigualdades. Por último, se analizará el bloque de medidas incluidas en la normativa española dirigidas, de manera directa o indirecta, a reducir la brecha de género en las pensiones, mucha de las cuales han sido modificadas recientemente por el Real Decreto-ley 2/2023 (en adelante, RDL 2/2023).
Evolución de la brecha de género en la pensión de jubilación
La brecha de género en las pensiones de jubilación se puede definir como las desigualdades que existen entre hombres y mujeres en el acceso a las mismas y en su cuantía.
Las variables sobre las que se va a analizar la brecha de género son el gasto total en pensiones de jubilación, la cuantía media de la pensión de jubilación y la tasa de cobertura de la población mayor (65 y más años). Si el resultado del indicador es positivo nos estará señalando que en la variable X existe una diferencia o brecha a favor de los hombres, y en caso de resultar negativo que la brecha es a favor de las mujeres.
Brecha de género en el gasto total en pensiones de jubilación
En el año 2022, el gasto total en pensiones de jubilación del Sistema de Seguridad Social se aproximó a los 110.000 millones de euros. Sin embargo, su reparto entre ambos sexos fue muy desigual pues las mujeres solo percibieron algo más de 34.000 millones de euros (en torno a 41.000 millones de euros menos que los hombres). Esto supone que la brecha del gasto en jubilación se sitúo en el 54,8%. El dato positivo es que desde el año 2005 esta brecha se ha estrechado en 14 puntos porcentuales.
Esta brecha tan significativa se explica, no solo porque las pensiones de jubilación de las mujeres son de menor cuantía que la de los hombres, sino también porque su tasa de cobertura es mucho más baja debido a que la mayoría no alcanzan el periodo mínimo de cotización necesario para acceder a la pensión de jubilación.
Brecha de género en la cuantía media de la pensión de jubilación
En el periodo 2005-2022, la cuantía media de la pensión de jubilación de las mujeres ha crecido de forma notable (102%). Esto ha permitido que la brecha con los hombres disminuya en casi 7 puntos porcentuales, aunque todavía sigue siendo muy amplia (32,4% en 2022).
Los menores salarios y las carreras de cotización menos estables están muy probablemente en el origen de esta desigualdad. Ahora bien, para apreciar con mayor claridad esta tendencia descendente es necesario fijar la atención en la brecha de género marginal, es decir, de las nuevas altas de jubilación. Estas pensiones corresponden a las personas que acaban de dejar el mercado de trabajo y, en consecuencia, sus cuantías reflejan mejor los cambios producidos en el mercado laboral y además incorporan el efecto del conjunto de medidas que se han implementado en los últimos años para reducir la brecha de género. Si bien estas pensiones también sufren el efecto de la brecha de género (21,7%) su reducción desde el año 2005 es casi de 32 puntos porcentuales.
Brecha de género en la tasa de cobertura de la población mayor
La tasa de cobertura de la población mayor es el cociente entre el número de personas de 65 y más años que perciben una pensión de jubilación y la población total del mismo grupo de edad.
Desde 2005, su valor apenas ha variado (en torno al 60,5%), pero su evolución ha sido muy diferente en hombres y mujeres. En los hombres la tasa de cobertura ha disminuido en casi 9 puntos porcentuales hasta situarse en el 84,7%, mientras que en las mujeres ha aumentado en 7 puntos porcentuales, alcanzando el 42,8% en 2022. Esta amplia diferencia se debe a que muchas mujeres mayores no han trabajado de forma remunerada a lo largo de su vida, y otras que sí lo hicieron, no llegaron a contribuir los 15 años necesarios para acceder a una pensión de jubilación.
A pesar de esta evolución tan dispar, en 2022 seguía existiendo una brecha de género importante en la tasa de cobertura (49,5%), que pone de manifiesto que las mujeres mayores no solo perciben pensiones de jubilación más bajas, sino que además están menos cubiertas por el sistema. El dato positivo es que, al igual que en los indicadores anteriores, esta brecha muestra una clara tendencia descendente.
Accede al artículo completo y observa los gráficos aportados que muestran la evolución de la brecha de género en la pensión de jubilación descrita y conoce las medidas legales para revertir esta situación y su impacto