Descubre los cambios en MiFID II que entraron en vigor el pasado 2 de agosto y que buscan mejorar la sostenibilidad a través de la inversión del ahorro.
La Directiva 2014/65/EU o MiFID II entró en vigor en 2018 para regular la creación y funcionamiento de las empresas de servicios de inversión. Además de regular determinados elementos técnicos y organizativos, se incrementan la transparencia, la protección del pequeño inversor y las normas de conducta.
El 2 de agosto de 2021, la Comisión Europea publicó en su Diario Oficial (DOCE) un paquete de medidas con la finalidad de introducir factores medioambientales, sociales y de gobernanza. Son los criterios ESG (siglas en inglés de Environmental, Social and Governance; en español, ASG, Ambiental, Social y Gobernanza). Su aplicación se inicia el próximo mes.
Invertir en la sociedad y en el planeta
En enero de 2022, se publicó un estudio elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), la Iniciativa de la Economía de la Degradación de la Tierra y el Foro Económico Mundial. Este documento destaca el aumento del calentamiento global y los fenómenos meteorológicos extremos y el del ritmo de desaparición de muchas especies, así como el incremento de las enfermedades de origen zoonótico. Es el caso de la pandemia de COVID-19. Para contrarrestarlos, es imprescindible triplicar las inversiones actuales con urgencia.
Hablan los números
En 2020, la toma de conciencia de muchos Estados, instituciones y empresas consiguió materializar un presupuesto de 133.000 millones de dólares. Sin embargo, son necesarios 536.000 millones de dólares cada año.
El 92 % de las inversiones realizadas en 2020 las hizo el G20 y un 87 % de esa cantidad sirvió para financiar proyectos sostenibles de carácter nacional. El grupo de los países más desarrollados apenas invierte un 2% en la sostenibilidad de los países más desfavorecidos. Sin embargo, para el desarrollo sostenible del planeta, debemos tener una visión global. De nada va a servir que un país sea completamente verde si existen países que no alcanzan unos mínimos razonables.
En cuanto al desglose de la inversión actual, el 14 % procede de fondos privados. Se dedican a cadenas de suministros más sostenibles, a inversiones de impacto y a la protección de la biodiversidad, principalmente.
En este contexto, imagina la importancia que tienen las modificaciones que se aplicarán a partir de agosto en MiFID II para convertirla en una normativa verde europea.
MiFID II: test de idoneidad ESG
El toque ‘verde’ de MiFID II se producirá a partir del 2 de agosto. Ese día, cualquier entidad dedicada a la gestión de carteras de inversión o a su asesoramiento, debe valorar las preferencias de sostenibilidad del inversor. Para ello, se ha de valer de la siguiente información:
- Si se tiene o no esas preferencias, en qué medida y sobre qué instrumentos de los recogidos en la directiva.
- Si el inversor opta por inversiones sostenibles, se debe averiguar si prefiere las medioambientales, las sociales o las de gobernanza.
- La proporción de inversiones de este tipo que desea tener.
- Se debe informar al inversor para que decida qué elementos de valoración quiere que se consideren y cuáles son los mínimos aceptables.
Qué productos definen las preferencias de sostenibilidad
Esencialmente, los que cumplen como mínimo con alguno de los siguientes tres requisitos porque si no, no te los pueden ofrecer como sostenibles:
- Se trata de un producto en el que un porcentaje mínimo se invierte en actividades sostenibles según el conocido como Reglamento de Taxonomía de la Unión Europea (2020/852).
- Es un producto en el que un tanto por ciento mínimo se invierte en actividades verdes según el Reglamento de Divulgación o SFDR.
- Son los productos que se ajustan a los elementos cualitativos o cuantitativos que has seleccionado y que consideran las principales incidencias adversas.
Ventajas del ahorro invertido de forma sostenible
En el pasado, ante una crisis económica, los inversores dirigían sus ahorros hacia valores refugio. Sin embargo, el cambio de mentalidad social y empresarial, incluyendo la sostenibilidad y el bien común, ha cambiado esa tendencia. Te mencionamos tres ventajas de invertir de forma sostenible:
- Las empresas que han cuidado a sus partes interesadas y apostaron por la sostenibilidad han salido reforzadas de la pandemia.
- Un nuevo contrato social verde. No solo la Unión Europea impulsa el Pacto Verde Europeo. El manifiesto Alianza europea para una recuperación verde lo han suscrito consejeros delegados de las principales grandes empresas europeas. Su finalidad es conseguir la neutralidad climática y un ecosistema más saludable.
- La responsabilidad social de las empresas. El gran capital se dirige a empresas que invierten en soluciones sensibles e innovadoras y no a las tradicionales.
Freno al ‘greenwashing’
Este concepto se refiere a la práctica de marketing para crear una imagen falsa de responsabilidad ecológica en una empresa. La taxonomía verde europea proporciona una herramienta para empresas e inversores con el fin de evaluar qué empresas son verdaderamente sostenibles.
En el Instituto Santalucía fomentamos la sostenibilidad financiera, favoreciendo el debate. Gracias a MiFID II, tú también puedes invertir tus ahorros de forma sostenible y contribuir a la mejora del planeta y la sociedad en los que vivimos.