Entrevista a Juan Pedro Molina, presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Profesorado de Economía en Secundaria (Ceapes), sobre la educación financiera en los centros educativos, para el documental «Y a mí qué el dinero».
¿Se le da suficiente importancia en el sistema educativo a la educación financiera?
En el sistema educativo actual no se le da la suficiente importancia. Se le ha empezado a dar en el siglo XXI. En los años 90, con la Logse se incluía alguna materia de formación económica. Más tarde, en 2013, con la Lomce se incluyen otras materias. En la mayoría de los países europeos tienen formación económica desde mediados del siglo pasado, por lo que ha sido tardío e insuficiente. Yo creo que debería ser una formación mucho más estable, pero debería tener mucha más continuidad y las normas que vienen con la Lomloe van a trabajar la formación económica de una forma transversal.
¿Qué lugar debería ocupar la educación financiera en el sistema educativo?
La educación financiera debería ocupar un lugar central y no transversal como se quiere hacer en la ley, porque las circunstancias económicas y sociales han cambiado. Hay que tener en cuenta que los chavales de 16-24 han vivido ya una crisis financiera, han vivido una pandemia y una crisis mundial.
¿Los recursos que disponen para enseñar son suficientes?
Los recursos son insuficientes. Consideramos que la educación financiera debería hacerse dentro de las aulas. Está muy bien que haya instituciones y programas financieros que tratan de culturizar a la sociedad, pero la formación económica tiene que nacer desde abajo, desde las aulas, y para eso es necesario recursos materiales y profesorado.
¿Dónde está el problema de la falta de formación específica?
Podría estar en el complejo sistema educativo que tenemos. En un estado de autonomías hay muchos intereses. Quizás el Estado quiera conformar a una autonomía que desee dar más peso a una lengua. La nueva ley establece un nivel muy básico de materias obligatorias y dado que las comunidades autónomas tienen competencia se dejan que se adecuen a un determinado plan de estudios. Esto es lo que más va a cambiar, la gran diferencia con la Lomce es que había un tronco común donde aparecía la formación económica y financiera, obligaba a las comunidades a adoptarlo, aunque tenían cierto margen para cambiar determinadas cuestiones, pero lo que no nos parece es que Lomloe, a partir del curso 2022-2023 llevarán incorporados planes de estudios distintos, se deja a las comunidades algo que debería venir del Estado.
¿Qué papel juegan los padres en la educación financiera?
Los padres tienen una gran responsabilidad, complementan la cultura financiera. Además, creo que sería importante que la cultura financiera no tuviera edades, se eliminara ese analfabetismo financiero. La responsabilidad importante desde luego la tienen los docentes. Nosotros educamos y enseñamos valores, pero es importante un conocimiento técnico y certero.
¿A qué se deben lo malos resultados de PISA de nuestros jóvenes en conocimientos sobre dinero, economía y finanzas?
El retraso de la introducción de la formación económica explica los resultados que obtienen los alumnos de 15-16 años en el informe PISA, que están por debajo de la media de la OCDE, 505 frente a 492 puntos. Además, esta estabilidad que existe en muchos países europeos aquí no la tenemos, aquí cambiamos de norma, hay cinco o seis años que trabajamos con formación económica y la idea de la nueva norma es que haya transversalidad. Nosotros consideramos que debería ser una formación específica. Por otra parte, que todavía en la educación primaria no se haya incluido una formación económica concreta, cosa que sí tienen otros países europeos, es también un justificante claro de por qué estamos por debajo de la media europea.
Esta entrevista forma parte del documental sobre educación financiera en los jóvenes “Y a mí qué el dinero” y forma parte del capítulo 6, “Cuestión de prioridades”.