El Plan de Educación Financiera proporciona un entorno marco para el desarrollo de iniciativas en educación financiera a nivel nacional y define las líneas de actuación para la realización de las mismas. Para ello, es necesario coordinar los esfuerzos de los organismos impulsores del Plan y los colaboradores de éste a fin de que dichos esfuerzos sirvan para llevar la educación financiera al mayor número de personas y segmentos de población.
En este sentido, de acuerdo con los principios establecidos por la OCDE aplicables a las iniciativas de educación financiera, la implicación de entidades pertenecientes al sector privado en la educación financiera conlleva multitud de ventajas dado el conocimiento de la materia que éstas tienen y los recursos de los que disponen para llegar a grandes grupos de población. La participación de dichas entidades contribuye significativamente al enriquecimiento de las iniciativas y materiales relacionados con la educación financiera. No obstante, su participación debe ser equitativa e imparcial de manera que se evite la eventual consideración de la educación financiera como “una actividad comercial destinada a la captación de clientes o la orientación de ésta a los clientes considerados más rentables”.
En este contexto y a fin de evitar los inconvenientes anteriores y aquellos potenciales conflictos de interés que pudieran surgir entre la actividad comercial de las entidades y sus iniciativas de educación financiera, la OCDE establece la necesidad de desarrollar códigos de conducta para la realización de iniciativas de educación financiera. La finalidad de estos códigos es asegurar la calidad y la imparcialidad de las iniciativas de educación financiera llevadas a cabo por las entidades promotoras de las mismas.
De conformidad con lo anterior, Código de Buenas Prácticas para las Iniciativas en Educación Financiera se ha realizado de acuerdo con esta recomendación de la OCDE y partiendo de la evidente necesidad de definir unos principios aplicables al desarrollo de las mismas. A este respecto, el número de iniciativas en educación financiera va en aumento y la implicación de entidades del sector financiero es cada vez más acusada, motivo por el cual es necesario definir mecanismos que ponderen en lo posible su intervención y mitiguen los eventuales conflictos de interés que puedan surgir.
Principios del Código de Buenas Prácticas
El Código de Buenas Prácticas se resume en estos 10 compromisos por la educación financiera:
1. Facilitar una educación financiera al servicio de las personas.
2. Promover una educación financiera imparcial y de calidad.
3. Separa la educación financiera de la actividad comercial.
4. Adecuar la educación financiera al público al que se dirige.
5. Facilitar una educación financiera clara, veraz y precisa.
6. Proporcionar una visión completa y libre de cualquier sesgo de las materias que abarque la educación financiera.
7. Utilizar un lenguaje sencillo, pedagógico y adecuado a las características del público al que se dirige.
8. Evitar el uso de logos y marcas propios (cuando sean entidades con ánimo de lucro).
9. Disponer de formadores debidamente capacitados.
10. Evaluar los recursos obtenidos con las iniciativas de educación financiera.
El Plan de Educación Financiera
El Plan de Educación Financiera es el conjunto de objetivos y actuaciones desarrollados en virtud de los Convenios de Colaboración firmados desde el año 2008 por el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones en el marco de la estrategia nacional para la mejora de la cultura financiera de los consumidores y usuarios de productos y servicios financieros. Esta iniciativa cuenta con el apoyo y la colaboración del Instituto Santalucía a través de la iniciativa Finanzas para Todos.