En el capítulo 4 del documental sobre educación financiera en los jóvenes, “Y a mí qué el dinero”, entrevistamos al entonces director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, que acaba de ser elegido nuevo director general de Economía del Banco Central Europeo.
Esta es la entrevista íntegra que realizamos a Óscar Arce en la sede del Banco de España, en Madrid, a finales de primavera.
¿A qué situaciones financieras y económicas nos enfrentamos las personas a lo largo de nuestras vidas?
A lo largo de nuestra vida, las personas nos podemos encontrar con un número relativamente elevado de decisiones de naturaleza económico y financiera, algunas de las decisiones incluso más relevantes que tomamos, como por ejemplo cuando decidimos durante cuánto tiempo educarnos o qué tipo de educación desarrollar, porque en el fondo son decisiones de cuánto capital humano acumular. Estamos hablando de decisiones que pueden interpretarse desde una perspectiva económica. Lo mismo sucede cuando decidimos qué tipo de vivienda queremos, en propiedad o en alquiler, cómo financiar esas decisiones de inversión o de consumo, cómo queremos ahorrar para la vejez, para la jubilación. Son todas decisiones muy importantes en la vida de muchas personas que tienen lógicamente un contenido económico y financiero significativo.
En estas situaciones, ¿cómo influye tener conocimientos económicos y financieros?
En este tipo de decisiones, lo que conocemos a partir de la literatura empírica que se ha ido acumulando sobre esta cuestión, es que tener nociones básicas sobre algunos conceptos fundamentales puede servir para tomar decisiones mejor fundamentadas y más responsables. Hay conceptos muy básicos como el coste de oportunidad, el interés compuesto, el efecto de la inflación en las cantidades monetarias, el binomio rentabilidad-riesgo o la diversificación del riesgo que, una vez que se internalizan y que se conocen con suficiente profundidad, permiten una toma de decisiones que, como digo, la literatura ha identificado como más responsables y más favorecedoras de decisiones a largo plazo versus a corto plazo. Sí existe evidencia empírica que asocia a un mayor grado de competencia financiera con unas decisiones económico financieras más más estables a lo largo del tiempo.
¿A qué problemas se exponen sociedades con un bajo umbral de conocimiento y capacidades económicas y financieras?
Las personas que no tienen esos conocimientos más básicos quedan un poco más al albur de los buenos consejos de otras personas o al albur de las decisiones que puedan tomar en su lugar los intermediarios financieros, etcétera. Hay evidencia de que las personas que tienen un peor manejo de esos conceptos básicos suelen dar más prioridad a las decisiones de gasto presente y suelen infraestimar, por ejemplo, los beneficios del ahorro.
En una perspectiva a largo plazo, ¿dónde se debe actuar para aumentar el grado de educación financiera de los españoles?
Yo creo que es natural pensar actuar sobre los más jóvenes por distintos motivos, aunque no deben restringirse los esfuerzos solo a los jóvenes. Es cierto que ellos absorben con más facilidad muchos de los conceptos básicos necesarios para dotarse de un mínimo nivel de competencias financieras y, además, la inversión en esta materia en los jóvenes normalmente es más utilizable durante un periodo de tiempo bastante largo, porque van a tener en principio unas cuantas décadas por delante para poder utilizar esos conocimientos, pero está claro que en el mundo en que vivimos todas las personas en distintos momentos de nuestra vida, y no solo los jóvenes, nos enfrentamos a situaciones nuevas que requieren la toma de decisiones de naturaleza financiera-económica sobre endeudamiento, inversiones, decisiones de compra de vivienda, decisiones de ahorro para la jubilación, que seguramente pueden tomarse mejor sobre la base de unos buenos conocimientos financieros. Yo creo que en un mundo cambiante como el actual todos podemos beneficiarnos de una mejora en nuestros conocimientos financieros, los jóvenes por supuesto, pero también aquellas personas que estamos en nuestra edad laboral o aquellas personas que se aproximan a la edad de jubilación o incluso las personas más mayores, los propios jubilados, que también toman decisiones importantes de cariz financiero, pueden verse beneficiados por medio de una mejora de sus capacitaciones financieras.
¿Dónde impartirla?
La formación en educación financiera puede partir de forma muy natural en el entorno escolar. Creo que los jóvenes, por razones apuntadas, son un público natural para recibir de educación financiera específica y, por consiguiente, el entorno escolar supone un contexto natural en que las personas puedan recibir esas primeras nociones básicas sobre aspectos fundamentales que tienen que ver con sus decisiones personales de índole financiera y económica. Yo creo que tiene mucho sentido introducir módulos, asignaturas con un contenido claro en educación financiera, que no es puramente económica, sino que tienen que ver más bien con un manejo responsable de sus propias finanzas personales. Dicho esto seguramente tiene también sentido dotar a los individuos de una actualización de sus conocimientos financieros básicos a lo largo de toda su vida y, por consiguiente, no descartaría en absoluto la posibilidad de que los individuos podamos beneficiarnos de un cierto reciclaje, de una cierta actualización de nuestros conocimientos financieros en situaciones posteriores a la época de escolarización, como pueden ser durante nuestra propia vida laboral, en cuyo caso, puede pensarse en que los propios individuos, mientras trabajamos, podamos recibir algún tipo de información de formación financiera adicional y, por supuesto, colectivos importantes que pueden ser particularmente vulnerables y que pueden beneficiarse especialmente de formación financiera, como pueden ser las más personas más mayores.
En nuestro país, según datos del informe Pisa, nuestros jóvenes están por debajo de la media de la OCDE en conocimientos sobre dinero, ahorro y finanzas. Asimismo, señala que el 95% tiene como fuente informativa a sus padres. A la luz de estos datos, ¿cuál es el impacto en el largo plazo tener un bajo nivel de educación financiera?
Creo que en el fondo es muy difícil distinguir qué es baja formación financiera y qué es realmente un nivel bajo de formación. Yo creo que esta distinción es siempre complicada de establecer, pero está claro que en el ámbito más general de la formación los distintos estudios internacionales han puesto de manifiesto cómo efectivamente los jóvenes españoles salen relativamente mal valorados en cuestiones relativas a conocimientos numéricos, cálculo matemáticas, y este tipo de cuestiones, con lo cual nos está alertando de que ese tipo de conocimiento conceptual numérico, que puede ser en un momento dado esencial para desarrollar ciertos aspectos básicos financieros, en el caso de los jóvenes españoles presenta un cierto sesgo negativo cuando lo comparamos con otros países.
¿Qué rol juega en esta realidad la iniciativa “Finanzas para todos” del Banco de España y de la CNMV?
Es una iniciativa muy valiosa que ha jugado un papel y sigue jugando un papel absolutamente esencial de promocionar, desde las instituciones públicas, pero también con colaboración de múltiples entidades privadas, iniciativas que están dirigidas a favorecer esa mejora en la formación financiera básica de los ciudadanos españoles con ese respaldo y esa garantía, diría yo de calidad, que supone el tener detrás a los principales supervisores financieros del país como son el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones. Yo creo que es una iniciativa tremendamente valiosa que está permitiendo acercar cuestiones básicas de educación financiera a un número creciente de ciudadanos españoles.
¿Qué mensaje de educación financiera le gustaría compartir?
Me gustaría lanzar el mensaje de que la calidad de las decisiones de los consumidores no depende solo de una formación, depende del ecosistema que configuramos también las entidades financieras y los supervisores financiero. Es importante incidir en la calidad de ese ecosistema financiero, es absolutamente fundamental que las entidades financieras pongan a disposición de los consumidores de servicios financieros, productos simples y transparentes, responsables y comercializados sobre la base de pautas de conducta adecuadas y, por supuesto, los supervisores financieros tenemos asimismo una responsabilidad importante a la hora de velar por los intereses de los consumidores de productos y servicios financieros y de velar por el correcto cumplimiento de las normas de conducta en la comercialización de este tipo de productos por parte de las entidades financieras.
Puedes ver el capítulo 4 titulado “¿Finanzas para todos?” en nuestra web o en nuestro canal de YouTube o el documental completo.