La Seguridad Social ha necesitado una ayuda extraordinaria para poder pagar las pensiones y la paga extra de julio. En concreto, ha retirado 8.700 millones del Fondo de Reserva, una cifra que supone la mayor retirada de dinero de una sola vez hasta la fecha. A causa de esta retirada, el Fondo de Reserva se queda con 25.176 millones de euros, bastante lejos de los 66.815 millones que se alcanzaron a finales de 2011. Desde 2012, se han retirado del Fondo de Reserva, popularmente conocido como “la hucha de las pensiones”, 54.151 millones a causa del desfase entre los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Social y el gasto en pensiones.
Específicamente, con relación al Fondo de Reserva, el Foro de Expertos del Instituto Santalucía ha sido muy claro en su visión del mismo, para lo cual recuperamos su último informe al respecto, de julio de 2015, que recogía un mensaje muy claro: “no debería confundirse el posible agotamiento del Fondo de Reserva con la quiebra del sistema de pensiones públicas”.
No confundir agotamiento del Fondo con quiebra del sistema.
Las principales conclusiones del Foro son que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social está cumpliendo la función para la que se diseñó y que la reducción de su saldo durante la crisis actual no debería ser motivo de alarma ni anuncia una inminente quiebra de la Seguridad Social.
No obstante, este fenómeno sí que ha de verse como un mensaje de alerta sobre la necesidad de mantenernos vigilantes en relación con la sostenibilidad a largo plazo del sistema de pensiones:
- El Fondo de Reserva fue impulsado por el Pacto de Toledo. Las recomendaciones 1 y 2 del apartado IX del Pacto aprobado en abril de 1995 se ocupan respectivamente de la separación y clarificación de las fuentes de financiación de nuestro sistema de Seguridad Social y de la constitución de reservas en el nivel contributivo del mismo que atenúen los efectos de los ciclos económicos.
- El Fondo de Reserva, por tanto, se diseña como un fondo de estabilización anticíclico que tiene como función la de complementar los ingresos del sistema durante períodos recesivos. Nunca se ha pretendido que el fondo fuese un verdadero fondo de capitalización de los compromisos futuros de pensiones del sistema público español. Por otra parte, sí se esperaba que ofreciese un cierto colchón para implementar de una forma suave las reformas necesarias para asegurar la sostenibilidad del sistema a largo plazo.
- También, está sirviendo para la función para la que fue diseñado. Está complementando unos ingresos por cotizaciones que se han visto afectados por la crisis mientras van entrando en vigor las dos últimas reformas del sistema.
- No debería confundirse el posible agotamiento del Fondo de Reserva con la quiebra del sistema de pensiones públicas. Las pensiones no se pagan con el Fondo de Reserva sino con las cotizaciones corrientes, y si éstas fuesen puntualmente insuficientes en algún momento, existen mecanismos de financiación alternativos, incluyendo préstamos y aportaciones estatales.
- La rápida reducción del saldo del fondo de durante los últimos años, está dando un mensaje de alerta sobre la necesidad de mantenernos vigilantes en relación con la sostenibilidad a largo plazo del sistema de pensiones.
- La reforma del 2013, centrada en la implantación del Índice de Revalorización del sistema de Pensiones y el Factor de Sostenibilidad, ayudará a que los déficits producidos por la transición demográfica debido a la longevidad de la población se vean reducidos, aunque no será hasta dentro de unos años cuando este ajuste demuestre su completa efectividad.
El Foro de expertos del Instituto Santalucía considera que el panorama de las pensiones que han abierto en nuestro país las reformas de los últimos años, es propicio para la renovación del compromiso que dio lugar en su momento a dicho pacto. En este sentido alienta a que las próximas Cortes Generales consideren su refundación sobre las nuevas bases y en un contexto demográfico, social y económico, completamente diferente al de 1995.
