Alcanzar la igualdad de género sigue siendo uno de los principales retos de nuestra sociedad, fundamentalmente en el acceso a condiciones de bienestar y a puestos de influencia y poder político y económico. El último Panorama Social, publicación editada por Funcas, analiza la brecha de género en diferentes vertientes -laboral, retributiva, educativa y política, entre otras-, tratando de identificar problemas y de mejorar situaciones perjudiciales tanto para las mujeres como para el conjunto de la sociedad.
En el informe se abordan las desigualdades de género en el mercado laboral, al que las mujeres se han incorporado masivamente en las últimas décadas. Si en 1987 la tasa de actividad femenina era del 32% y en el mercado de trabajo participaban algo menos de cinco millones de mujeres, en 2017 la tasa de actividad se situó en el 53% y el número de mujeres activas superó los 10 millones. En apenas 12 años la máxima tasa de actividad femenina se ha trasladado del grupo de 25-29 años (83% en 2005) al de 40-44 años (86% en 2017). Ello indica el fin del modelo tradicional de participación laboral femenina: la práctica de abandonar el mercado de trabajo, coincidiendo con la edad de maternidad, tiende a desaparecer.
No obstante, a pesar de la convergencia entre mujeres y hombres, persisten diferencias significativas, como muestran los indicadores de participación laboral, empleo y desempleo. En 2017, las brechas de género en población activa y empleo rondaban los 12 y 11 puntos porcentuales, respectivamente, a favor de los hombres; la tasa de desempleo, en cambio, era 3,4 puntos más alta entre las mujeres.
También los salarios marcan diferencias de género importantes. La brecha salarial, que existe en todos los países de la OCDE, oscilaba entre el 3% (Luxemburgo) y más del 20% (Estonia y Letonia) en favor de los hombres en 2017. En España se situó en el 11,5%. Según los datos aportados en este informe, durante la crisis llegó a alcanzar casi el 19%, reduciéndose durante la recuperación económica.
Uno de los capítulos en los que las diferencias entre hombres y mujeres aún es importante es el de las pensiones, especialmente relevante, además, porque se trata de la principal fuente de ingresos para los mayores españoles. El informe llama la atención sobre el aumento del colectivo de mujeres pensionistas. Entre 2005 y 2017, el número de mujeres pensionistas de jubilación creció de media un 2,36% anual, casi un punto porcentual más que el de los hombres (1,43%). Asimismo, si en 2005 las mujeres de entre 65 y 69 años percibían una pensión un 39% inferior a la de sus coetáneos masculinos, en 2017 esa diferencia se situaba en el 29%. Sin embargo, entre los pensionistas de jubilación de 85 o más años dicha brecha había aumentado desde el 36% en 2005 al 40% en 2017. Por otra parte, en las pensiones de viudedad, la brecha de género en los importes medios, siempre a favor de las mujeres, aumentó un 32% entre 2005 y 2017.
Puedes acceder al informe completo aquí.