Con motivo de la publicación del segundo capítulo del libro Pensiones del Futuro, hemos entrevistado a su autor, José Ignacio Conde-Ruiz, miembro del Foro de Expertos del Instituto Santalucía, para que nos aclare algunos de los aspectos fundamentales que trata en su capítulo, en el que aborda desde una perspectiva muy interesante que habría que hacer si pudiéramos reinventar las pensiones.
P. ¿Cuáles son las similitudes y diferencias principales entre los sistemas de pensiones de reparto y de capitalización?
R. Ambos sistemas requieren de la intervención del Estado para que con su poder coercitivo se obligue a todos los trabajadores a participar, y así evitar problemas de selección adversa. Ambos, además, están expuestos al riesgo de la longevidad. La principal diferencia reside en su diseño y en el uso que se hace de las aportaciones realizadas por los trabajadores. En los sistemas de reparto, cada año los trabajadores dedican una parte de los salarios a pagar la pensión a los actuales jubilados. Por el contrario, en los sistemas de capitalización todo lo recaudado se invierte en el mercado de capitales en una cuenta individual. Los sistemas de pensiones de reparto se mantienen en el tiempo gracias a un pacto intergeneracional donde los actuales trabajadores pagan las pensiones a los actuales jubilados porque esperan que los futuros trabajadores harán lo mismo con ellos. Por el contrario, en los sistemas de capitalización cada generación se lo organiza por su cuenta, decide cuánto quiere invertir y luego su pensión depende únicamente de la rentabilidad que consiguió obtener de su inversión.
P.¿Cuál es la diferencia entre la rentabilidad de un sistema de pensiones de reparto y otro de capitalización sostenibles?
R. La rentabilidad de los sistemas de reparto dependerá de dos factores. Un primer factor es el crecimiento de la productividad pues sabemos que el salario medio del que se obtienen estas cotizaciones evoluciona a un ritmo parecido a la productividad de la economía. El segundo factor es la ratio entre el número de trabajadores y el número de jubilados, o lo que es lo mismo, el número de trabajadores por cada pensionista. A mayor número de trabajadores por cada pensionista, mayor generosidad de las pensiones. Mientras que la rentabilidad de los sistemas de capitalización es el tipo de interés medio de la economía. O, dicho de otra forma, el sistema de capitalización tiene una rentabilidad equivalente a la de la inversión en capital físico de la economía, mientras que el sistema de reparto tiene una rentabilidad que está relacionada con la que se obtendría si se invirtiera en el capital humano de la economía (i.e. crecimiento de la productividad)
P. ¿Cómo sería un modelo de pensiones óptimo?
R. El pilar principal debe ser un sistema de reparto. Los sistemas de reparto son superiores a los de capitalización para hacer frente a los riesgos macroeconómicos o sistémicos, pues permiten repartir los riesgos entre distintas generaciones. Este pilar principal debería complementarse con otro de capitalización. De esta forma, se puede diversificar los riesgos, pues el primero permite invertir en el capital humano de la economía y el segundo en el capital físico.
P. ¿Cuál es la principal diferencia entre los sistemas de pensiones de reparto contributivos (o tipo bismarkiano) y los asistenciales (o tipo beveridge)?
R. En un sistema de pensiones de reparto contributivo o tipo Bismarkiano, la pensión de un individuo es una función creciente de su renta laboral. Es decir, cuanto mayor es el salario, como se contribuye más, la pensión es también mayor. Esto hace que la relación entre tu pensión y tu último salario (o lo que se denomina tasa de sustitución) sea similar para todos los trabajadores, independientemente de su nivel salarial. Por el contrario, en un sistema asistencial o tipo Beveridge, dado que las pensiones son iguales para todos los trabajadores, las tasas de sustitución (o la ratio entre la pensión y el salario) es decreciente en la renta laboral. Y por lo tanto, cuanto mayor es tu renta necesitas complementar más con ahorro privado para que la pensión final (mixta en este caso) sea lo más parecida a tu último salario.
P. ¿Dentro de los sistemas de reparto, qué ventajas tienen los contributivos (o tipo bismarkiano) sobre los asistenciales (o tipo beveridge)?
R. La contributividad es un activo muy importante. El hecho de que la pensión dependa del esfuerzo contributivo no solo es justo, sino que también genera incentivos para cotizar. En cambio, si la pensión acaba siendo la misma para todo el mundo, independientemente de lo que se cotice como ocurre con los sistemas asistenciales, existe un mayor incentivo a no cotizar o a trabajar en la economía sumergida.
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