España ante el reto de la longevidad

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José Ignacio Conde-Ruiz, miembro del Foro de Expertos de Instituto Santalucía y catedrático de la UCM, y Clara Isabel González, del Banco de España, analizan de dónde venimos y hacia dónde vamos en materia de envejecimiento.

En las últimas décadas, España ha pasado por diferentes fases en cuanto a demografía se refiere, se ha producido la transformación que supone pasar del “baby boom” a un proceso de envejecimiento progresivo. Y es que en el último siglo los países desarrollados han presentado un intenso cambio en términos de población que se denomina transición demográfica. Es decir, todos ellos, en la medida que se han ido completando su proceso de industrialización, han pasado de elevadas tasas de natalidad y mortalidad hacia menores tasas de ambas variables. La transformación demográfica conlleva pasar de un primer período de fuerte aumento de la población (cuando las tasas de mortalidad caen más rápido que las de fecundidad) a otro donde se estabiliza el crecimiento de la población (cuando se acelera la caída en la tasa de fecundidad).

En la actualidad, España se encuentra en un intenso proceso de envejecimiento. En las últimas décadas se ha reducido la tasa de fecundidad y elevado la edad de la maternidad, al mismo tiempo que aumentaba la esperanza de vida al nacer y a los 65 años. En comparación europea, España empezó el siglo XXI siendo uno de los países más jóvenes en términos de una menor tasa de dependencia (cociente de población mayor de 65 años y la población de 16 a 64 años en tanto por ciento) gracias al “baby boom” y el fenómeno migratorio, pero llegará al año 2050 siendo uno de los países más envejecidos.

En concreto, en el caso de España, se caracteriza porque las cohortes más grandes o grupos de edad con mayor número de población, que se corresponden con los baby boomers (nacidos entre 1958 y 1977), son más jóvenes que en otros países europeos. Además, el intenso fenómeno migratorio que se produjo entre los años 2000 y 2008 supuso la llegada de inmigrantes con una estructura por edad más joven que la de la población residente en España. Este punto de partida con una tasa de dependencia más baja, pronto se ve superado por unas bajas tasas de fecundidad, unido a una de las esperanzas de vida más elevadas del mundo. La combinación de estos tres componentes generará previsiblemente un aumento muy rápido de la tasa de dependencia en las próximas décadas en comparación con los otros países grandes europeos.

Para conocer la evolución de las principales variables demográficas (natalidad, mortalidad y flujos migratorias) en las próximas décadas, se disponen de proyecciones de población para el largo plazo que elaboran el Instituto Nacional de Estadística (ver INE (2020)), la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (ver AIReF (2020)) y la Oficina Europea de Estadística llamada Eurostat.

Tasa de fecundidad

La tasa de fecundidad o número medio de hijos por mujer en edad fértil, tendrá una tendencia creciente hasta el año 2050 situándose alrededor de 1,4 niños por mujer en el año 2047 según todos los escenarios. Esto supondría recuperar el pico alcanzado en 2008 pero estaría todavía lejos del valor de referencia que suele considerarse de reemplazo que es de 2,1 niños por mujer. Al mismo tiempo, la cifra obtenida se encontraría por debajo de la media UE-27.

Esperanza de vida

La esperanza de vida al nacer continuaría aumentando tanto para hombres como para mujeres, si bien la AIReF supone una esperanza de vida ligeramente menor que las otras dos instituciones para hombres. Las mujeres seguirían siendo campeonas en longevidad en los tres escenarios alcanzado casi los 90 años en el año 2050 según AIReF y Eurostat

Migración

En cuanto a flujos migratorios netos, se trata de la variable donde se encuentran las mayores diferencias entre los tres escenarios, el flujo neto acumulado hasta el año 2050 sería de: i) 6,8 millones según el INE; ii) 10,2 millones según la AIReF y iii) 6,1 millones según Eurostat. Al mismo tiempo, estas cifras en relación a la población total de 2050 suponen un 13,6%, 19% y 12,4% respectivamente. En comparación europea, estas cifras sitúan a España entre los países con mayor peso del acumulado de los flujos migratorios netos hasta 2050 respecto a la población en ese año.

 El resultado será que la pirámide de población seguirá cambiando. Los supuestos del INE implican la transformación de la población cuya estructura cambiaría entre 2020 y 2050 estrechándose la base y aumentando el tamaño de las cohortes de mayor edad. A día de hoy de cada 100 personas hay 16 personas menores de 15 años, 67 personas en edad de trabajar (entre 16 y 66 años) y 17 personas mayores de 67 años. En el año 2050 de cada 100 personas habrá 13 personas menores de 15 años, 58 personas en edad de trabajar y 29 personas mayores de 67 años según las proyecciones del INE. En el siguiente gráfico se ve la diferencia en las pirámides de 2020 y 2050. La generación del “babyboom” en España (nacidos entre 1958 y 1977) envejecerá y tendrá más de 75 años en el año 2050, suponiendo el 18% de la población total.

Dependencia

Finalmente, para analizar el proceso de envejecimiento, se suele emplear la evolución de la tasa de dependencia a los 67 años (edad de jubilación en España a partir del año 2027), que se calcula como el cociente de la población mayor de 67 años y la población de 16 a 66 años, en tanto por ciento. Esta tasa aumentaría alcanzando los valores máximos alrededor del año 2050 en las tres proyecciones. De hecho, esta tasa sería mayor en el caso de la AIReF y Eurostat alcanzando el 53% frente a la del INE con un 50,3% en 2050. En este caso supondría el punto de inflexión a partir del cual comenzaría a descender. Sin embargo, para Eurostat esta tasa, aunque descendería ligeramente, volvería a subir manteniéndose por encima del 50%.

A través de las proyecciones de Eurostat podemos comparar en qué situación se situaría España respecto a otros países. En el gráfico 4 se presenta la tasa de dependencia a los 65 años para el año 2050 (se utiliza como edad de referencia 65 debido a las diferencias entre países en cuanto a edad de jubilación), donde se puede ver que España, independientemente de las proyecciones utilizadas, se situaría como el cuarto país con mayor tasa de dependencia después de Portugal, Grecia e Italia. Sin embargo, en términos de aumento de dicha tasa España sería el que presentaría la mayor diferencia respecto a 2019 bajo las proyecciones de AIReF y Eurostat.

En definitiva, el proceso de envejecimiento en España, motivado por las mejoras en la supervivencia y esperanza de vida y el descenso en la natalidad, supone que nuestro país se sitúe en uno de los más envejecidos no sólo de Europa sino también del mundo. Las proyecciones demográficas de largo plazo obtienen que este proceso de envejecimiento continuará en las próximas décadas. Sin duda son buenas noticias el poder disfrutar de más años de vida y en unas condiciones de salud mejores. Sin embargo, también obtienen que la tasa de dependencia prácticamente se va a multiplicar por dos. Esto va a tener importantes implicaciones en múltiples dimensiones, entre otras:

  • Sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas con el inevitablemente aumento del gasto asociado al envejecimiento: pensiones, sanidad y dependencia.
  • Sobre la productividad, con una fuerza laboral más envejecida.
  • Sobre las tasas de ahorro, presumiblemente menores al aumentar significativamente el porcentaje de jubilados.

Descárgate el documento completo donde se analiza también de dónde partimos. Asimismo, te invitamos a ver nuestra guía sobre la dependencia en España.

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