Es necesario poner en valor el talento intergeneracional a través de proyectos, espacios y culturas que fomenten el intercambio, el mestizaje, la vinculación y la conexión entre el talento sénior y el talento joven, propone Beatriz Mengual, coordinadora Corporativa Talento y Diversidad en Santalucía, en este artículo.
Hoy en día encontramos numerosos modos de identificar a los profesionales mayores de 50 años: talento sénior, talento ‘silver’ o, algunos más simplistas, basados en la edad, pero, al fin y al cabo, todos ellos coinciden en un aspecto clave: que han sido y son talento, que han tenido y tienen talento y, en definitiva, que tienen mucha vida que seguir compartiendo.
Sin duda, el principal reto de las organizaciones es tratar de aportar y nutrirse del talento interno y a su vez identificar el externo, independientemente de la edad biológica que estos tengan. Y todo ello con un enfoque binocular: por un lado, impulsarles para conseguir su misión y objetivos, y por otro, por la propia responsabilidad social que tienen como compañía.
El talento sénior necesita tener cabida en el mercado laboral porque aún tiene mucho que aportar. De hecho, las empresas necesitamos este talento porque tiene una clara palanca competitiva. Así, desde los departamentos de Personas tenemos la responsabilidad de seguir dando soporte a estos profesionales mediante la identificación de aquellos ámbitos en los que pueda costarles asumir nuevas capacidades y también (y es lo más importante) en asegurar la transmisión de su legado, del “saber hacer”, es decir, la cultura de cada organización a los recién llegados.
En este propósito no podemos dejar de lado que, al igual que todos estamos aprendiendo mucho del nuevo contexto en cuanto a la resiliencia y la gestión positiva de los cambios, este colectivo tiene mucho que enseñarnos con respecto a habilidades como negociación, sabiduría, conocimiento, red de contactos, capacidad de enfrentarse a las dificultades y tomar decisiones con criterio, cultura del esfuerzo, ilusión y compromiso con el trabajo, entre otras muchas.
Los departamentos involucrados en este reto necesitamos volcar nuestros esfuerzos para poner en valor el talento intergeneracional a través de la generación de proyectos, espacios y culturas que fomenten el intercambio, la vinculación y la conexión.
En Santalucía, como empresa centenaria, no queremos perder nada de nuestro legado, trayectoria y saber hacer. Y el efecto multiplicador en esta ecuación son las personas, todo el talento que comparte Vida, mucha Vida.
En línea con esta filosofía, la reciente publicación del estudio “El talento sénior en España”, que ha impulsado el Instituto Santalucía de la mano con Auren y The Silver Economy Company, nos invita a reflexionar sobre este tema, a conocer cómo es el día a día del talento sénior y a tomar conciencia de su situación actual, para buscar nuevas soluciones que nos permitan, en un futuro, poder hablar de talento, en general, sin etiquetas.
