Hernández de Cos, Gobernador del Banco de España, ha señalado en una conferencia dentro de la Asamblea anual del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) que el envejecimiento poblacional constituye “uno de los principales retos a los que se enfrentan las economías desarrolladas y, por extensión, la española”, y lo ha situado al mismo nivel que otros cuatro factores: el endeudamiento público -que se situó a finales de 2018 en el entorno del 97 % del PIB, más de 60 puntos por encima del registrado en 2007-; la posición neta deudora de la inversión internacional -que se sitúa todavía en el 77,1 % del PIB-; la tasa de paro; y los riesgos del sistema financiero español.
El fenómeno del envejecimiento se ilustra, según de Cos, a través del “sustancial aumento previsto de la tasa de dependencia -índice demográfico que mide la proporción de personas dependientes (menores de 16 años o mayores de 64) sobre la población en edad de trabajar (entre 16 y 64 años)- que, incluso en las proyecciones demográficas más optimistas, superaría en nuestro país el 50% a mediados del presente siglo, muy por encima del 25% actual. Las estimaciones más recientes anticipan un incremento significativo del gasto público en pensiones, en sanidad y en cuidados de larga duración”.
Medidas adicionales para garantizar el sistema público de pensiones
A su juicio, en el caso del sistema de pensiones, “las reformas de 2011 y de 2013 incluyeron algunos elementos de ajuste que permitían contrarrestar de manera significativa el efecto del incremento esperado de la tasa de dependencia en el largo plazo, a través de una reducción también significativa de la tasa de las pensiones. Las últimas medidas en esta materia han retrasado la aplicación del factor de sostenibilidad hasta el año 2023 y han reintroducido un sistema de revalorización anual de las pensiones en línea con el IPC”. En este contexto, no dudó en señalar que “para garantizar la sostenibilidad financiera del sistema público de pensiones y salvaguardar la equidad intergeneracional se requerirán medidas adicionales, tanto por el lado de los ingresos como por el de los gastos”.
El Gobernador del Banco de España subrayó que el envejecimiento de la población tiene importantes consecuencias no solo sobre las finanzas públicas, sino también sobre la oferta y la demanda agregadas de la economía. “Es previsible que los cambios demográficos afecten a las pautas de consumo y de ahorro, y tiendan a reducir el crecimiento de la productividad. Por eso resulta importante enfatizar que afrontar el reto poblacional requiere la adopción de una estrategia multidisciplinar que, entre otros aspectos, incentive la participación de los trabajadores de más edad, acompase a política migratoria a las necesidades del mercado laboral y fomente la natalidad. En este escenario, las políticas educativas y de capacitación profesional resultan cruciales”.
