Pensiómetro del IV trimestre de 2022

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En esta edición del Pensiómetro de Instituto Santalucía se han actualizado 15 de los 20 indicadores del sistema público de pensiones español respecto a la edición de septiembre, ya que los otros 5 indicadores están relacionados con variables que no se actualizan trimestralmente.

Los indicadores que forman parte de este barómetro de las pensiones no se publican directamente en las estadísticas oficiales de la Seguridad Social, pero se elaboran a partir de ellas.

Edad efectiva de jubilación

Uno de los instrumentos de la reforma de 2011 para compensar la tendencia al envejecimiento es incrementar la edad legal de jubilación. Frente al aumento de un año y dos meses en la edad legal respecto a 2012, la edad efectiva de jubilación ha aumentado menos de la mitad, alrededor de 6,5 meses desde 2012 y, aproximadamente, un mes y medio respecto a 2021. La edad efectiva se sitúa en 64,73 frente a la edad legal de 66,17.

Indicador de solidaridad

El indicador de solidaridad continúa su tendencia decreciente, situándose en el 4,5%, que es el peso de los complementos a mínimo en la nómina de pensiones. En 2022 no ha habido una política diferenciadora que subiera más las pensiones mínimas y, por tanto, se necesitan menos recursos para garantizar la pensión mínima al ser cada vez mayores los derechos por pensiones. Esto se nota a medio plazo, si se compara con el 7,2% de 2012.

Indicadores de sostenibilidad

Los indicadores de sostenibilidad que se han actualizado en este trimestre (afiliados por pensionista y pensión por euro cotizado) han aumentado respecto a 2021, situándose en niveles máximos del periodo analizado (2012 en adelante), aunque el primero supone una mejora de la sostenibilidad y el segundo un deterioro.

El número de afiliados por pensionista en septiembre de 2022 se ha recuperado hasta 2,24 frente a 2,18 de 2021, debido a un mayor aumento del número de afiliados que del número de pensionistas.

El indicador de sostenibilidad más libre del ciclo económico y, por tanto, más comparable a lo largo del tiempo es el importe de la pensión media por euro cotizado de media en el sistema. Este indicador mostró picos anormales en 2020, al disminuir la cotización media por afiliado por los ERTEs y exoneraciones en la cotización. Sin tener en cuenta este dato, la tendencia a largo plazo de este indicador es a aumentar (2,01 en 2012 y 2,20 en 2022). Esta tendencia no se debe al envejecimiento ni al ciclo económico y pone de relieve una necesidad de modificación en el diseño de nuestro sistema de pensiones para que la cotización media crezca igual o más que la pensión media (mayor productividad y salarios) y poder compensar la probable disminución a largo plazo del número de afiliados por pensionista por motivos demográficos, aunque esta disminución no se está produciendo en los últimos 10 años, como demuestra el indicador anterior, en parte por la incorporación de los nuevos funcionarios al colectivo de afiliados del Régimen General, pero no de los nuevos pensionistas de Clases Pasivas a la estadística de pensionistas.

Generosidad

La generosidad en términos absolutos, medida a través de la pensión media por pensionista, mejora continuamente en el tiempo. La pensión media por pensionista se sitúa en septiembre de 2022 en 1.205,34. Respecto al año anterior, la pensión media ha aumentado un 5,4% y la revalorización de todas las pensiones ha sido del 4,1%. La diferencia entre ambas tasas (1,3%) es el efecto sustitución (nuevas pensiones más altas que las que causan baja) y otros efectos de menor importancia. Esta mayor generosidad requiere crecimientos de la productividad y empleo suficientes para compensar el efecto sustitución y el efecto número de pensiones sin tensionar el equilibrio financiero.

En cuanto a la brecha de género, los indicadores recogen una tendencia a largo plazo a su disminución. A nivel agregado, la pensión media de jubilación de mujeres se sitúa en un 67,7% de la de hombres (59,9% 10 años antes). La reducción de la brecha de género agregada continuará en el futuro ya que, en términos marginales, es decir, si se analizan las nuevas pensiones de jubilación, el indicador es superior, situándose en 78,7%. Sin embargo, una tendencia que se está observando desde la entrada en vigor en febrero de 2021 del nuevo complemento para la reducción de la brecha de género es que el indicador para las nuevas pensiones de jubilación está disminuyendo: 81,5% en septiembre de 2020, 80,4% en 2021 y 78,7% en 2022. Cada vez se confirma más que el nuevo complemento por brecha de género (de cuantía fija por hijo) es menos favorable para las mujeres que el antiguo complemento por maternidad (un porcentaje sobre la pensión), pese a que las mujeres con un hijo tienen derecho a percibir el nuevo complemento, lo cual no ocurría en el anterior.

Indicadores contables

Por último, los indicadores contables de ingresos, gastos y saldo en la parte contributiva reflejan una mejoría en las cuentas, todavía insuficiente para que el déficit baje a los niveles prepandemia.

Los ingresos por cotizaciones han mostrado tasas positivas de crecimiento respecto a los del año anterior (6%), aunque en línea con el crecimiento del PIB, ya que los ingresos contributivos sobre el PIB en términos anuales (10,9%) se mantienen como los del año anterior, en niveles cercanos a los máximos históricos, mientras que solo eran del 10,3% en diciembre de 2012.

El dato de incremento de gastos en pensiones contributivas (6,7%) es 3,2 puntos superior al del año anterior, atribuible enteramente a la mayor revalorización. Pese a ello, los gastos contributivos sobre el PIB han bajado al 12,9% del PIB frente al 13,3% de 2021, tanto por el efecto denominador como por la moderación de los gastos distintos a las pensiones, especialmente la incapacidad temporal.

Como consecuencia de los datos de ingresos y gastos contributivos, el déficit contributivo anual ha disminuido 4 décimas en relación con el PIB en el último año (1,99% frente a 2,38%), bajando del 2% por primera vez desde junio de 2020 y siendo su cuantía de algo menos de 26.000 millones de euros.

El déficit por pensionista también ha bajado y se sitúa en 2.874 € (3.142 € en 2021), mientras que el déficit por cotizante lo ha hecho hasta 1.294 € (1.460 € en 2021).

No obstante, todos los indicadores contables siguen estando peor que en diciembre de 2019, mostrando la dificultad de recuperación tras una crisis.

Como ya adelantábamos en las ediciones anteriores del Pensiómetro, a lo largo de 2022 se está viendo una mejoría en los indicadores de déficit anual a medida que va consolidándose la recuperación económica tras la pandemia, aunque sin reformas estructurales esta mejoría será sólo parcial y el déficit contributivo irá fluctuando según el ciclo económico alrededor del 2% del PIB.

Descárgate el informe completo y conoce el análisis demográfico de la llegada de la generación del ‘baby boom’ a la jubilación en España.

Este barómetro de Instituto Santalucía está elaborado en colaboración con el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social, que está formado por profesores de la Universidad de Extremadura (Inmaculada Domínguez y Borja Encimas), la Universidad Rey Juan Carlos (Miguel Ángel García) y la Universidad de Valencia (Mar Devesa, Robert Meneu y Enrique Devesa).

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