La esperanza de vida va en aumento y, actualmente en España, supera los 80 años. Pero lo que puede cambiar el panorama actual son los conocimientos científicos y tecnológicos, que se desarrollan a gran velocidad, por esto, es probable que cada vez se superen los 100 o 120 años de edad con más frecuencia.
Muchos de estos avances se han conseguido gracias a la ciencia y la técnica, que han reducido muchos de los riesgos que amenazaban a la vida humana en el pasado, y, a su vez, otros riesgos aparecen procedentes directa o indirectamente del desarrollo tecnológico: accidentes de tráfico, contaminación ambiental, interferencia de productos tóxicos, demencias seniles, accidentes nucleares, etc.
La bioética confronta los problemas morales que nos plantean los desarrollos recientes de la biología, biomedicina y biotecnología, con objetivo de que estos desarrollos y sus repercusiones se realicen en el marco de los principios éticos. Actualmente se aplica a un concepto más restringido, donde hace referencia a “las cuestiones éticas relacionadas con la medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías conexas aplicadas a los seres humanos, teniendo en cuenta sus dimensiones sociales, jurídicas y ambientales”.
En la misma línea, el Diccionario de la Real Academia Española, en su versión de 2017, define bioética como “el estudio de los problemas éticos originados por la investigación biológica y sus aplicaciones, como en la ingeniería genética o la clonación”.
Por tanto, hoy en día se entiende la bioética como la evaluación ética a los dilemas morales que afectan a los seres humanos en entornos medicalizados.
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