Cuatro países diferentes han conseguido el oro en el podio de los últimos cuatro informes realizados: Dinamarca, Suiza, Noruega y ahora Finlandia. Existen seis claves variables que ayudan al bienestar de la población: ingresos, esperanza de vida saludable, apoyo social, libertad, confianza y generosidad.
La felicidad de los inmigrantes depende predominantemente de la calidad de vida del país donde vivan, lo cual muestra un patrón general de confluencia. Los países con los inmigrantes más felices son aquellos con un conjunto de apoyos sociales e institucionales para el bienestar general más equilibrado.
Sin embargo, hay tres problemas crecientes de salud que amenazan la felicidad: la obesidad, la llamada “crisis de los opioides” y la depresión.
Evaluaciones de vida alrededor del mundo
Como ya hemos mencionado, existen seis variables que contribuyen a explicar la muestra total de resultados medios anuales por países. Esto no significa que la felicidad de cada país se mida usando estos seis factores, sino que los resultados se basan en la valoración que cada individuo tiene de su propio bienestar. Las variables se usan para explicar la variación del nivel de felicidad entre países.
La desigualdad en la distribución de la sanidad y educación afecta a la satisfacción de vida más allá del efecto que tiene el nivel de ingresos.
Posiciones en el informe
Los países en los primeros cinco puestos de la lista son los mismos que también estaban en la cima del Informe de la Felicidad Mundial del 2017, solo que Finlandia ha pasado del puesto número cinco al top del ranking este año. Noruega le sigue en segundo lugar, con Dinamarca, Islandia y Suiza en tercer, cuarto y quinto puesto. Los Países Bajos, Canadá y Nueva Zelanda ostentan el sexto, séptimo y octavo puesto, igual que el año pasado, y Australia y Suecia han intercambiado puestos desde el 2017, quedando ahora Suecia en noveno lugar y Australia en décimo.
A pesar del buen tiempo y la dieta mediterránea que tantos elogios internacionales nos brindan, España ha bajado dos puestos desde el informe del año pasado, quedando en trigésimo-sexto lugar. El informe indica que los países europeos que han visto la felicidad de su población más afectada por la crisis bancaria internacional han sido Grecia, Italia, España y Portugal, aunque sus descensos en la lista parecen ir aminorando. Grecia aún forma parte de los 20 países con la bajada más pronunciada, e Italia y España están muy por debajo de sus posiciones en 2008-2010, aunque Portugal ha experimentado una pequeña subida.
Felicidad internacional
El informe de este año se ha centrado en el impacto de la felicidad en los inmigrantes de cada país. Si nos fijamos en los diez países más felices, resulta destacable que su población está comprendida por una media del 17,2% de inmigrantes extranjeros, aproximadamente el doble de la media mundial. La correlación entre el ranking de este año y el del año anterior deja entrever que la felicidad de la población inmigrante depende principalmente de la calidad de vida del país donde habitan. Helsinki, Copenhague y Reikiavik no son algunas de las ciudades más felices del mundo a causa de dónde se encuentran, sino porque sus habitantes han ido cimentando y levantando sus niveles confianza, conexiones, cooperación e innovación durante muchas décadas. Esto les ha garantizado unas vidas lo suficientemente satisfactorias como para estar en posición de ayudar a otros a conseguir lo mismo.
Una respuesta muy común entre los lectores y comentadores de estos informes es sugerir que la gente se mude a una comunidad más feliz para conseguir ser más felices ellos mismos. Sin embargo, la mejor respuesta no sería el mudarse a regiones con niveles más altos de felicidad, sino aprender y aplicar las lecciones e inspiración en las que se basa esa felicidad. La felicidad no es algo inherentemente escaso, sino que puede ser creada para todo el mundo y puede ser compartida sin que se desvanezca para aquellos que la comparten.