Seguro que has leído en más de una ocasión el acrónimo ESG, pero no sabes a qué se refiere. En este post te explicamos qué es la inversión ESG o la también llamada inversión sostenible.
La Inversión Socialmente Responsable (ISR, por sus siglas en inglés) es una disciplina de inversión que tiene en cuenta los llamados criterios ESG (nuevamente por sus siglas en inglés) y que hace referencia a invertir aplicando principios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG, en sus siglas en español).
Por lo tanto, cuando hablamos de qué es inversión ESG nos referimos a tomar criterios de inversión sostenibles a la hora de decir dónde invertir. Es una tendencia que cada vez está tomando más impulso con los objetivos ODS de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Dentro de las inversiones, es un concepto que está teniendo un gran crecimiento por su positivo impacto a largo plazo en la sostenibilidad del planeta.
Inversión ESG, qué es
El acrónimo en inglés ESG responde a:
- E (Environment): el factor ambiental ha tomado mayor relevancia con el paso del tiempo y la inversión enfocada hacia este criterio es vital. Principalmente, tiene en cuenta aspectos de cuidado medioambiental para reducir las emisiones de CO2 y su impacto en las empresas.
- S (Social): bajo este concepto se refiere a la gestión de las empresas hacia las personas que trabajan en ellas, no solo empleados, sino también proveedores, clientes y sociedad en conjunto. Se tienen en cuenta factores como la salud y el bienestar de los empleados, la flexibilidad, la igualdad, la inclusión y diversidad en el entorno laboral, la conciliación personal, etc.
- G (Governance): aborda las buenas prácticas del gobierno corporativo de las empresas, entre ellas, las políticas internas y de retribución de los directivos, controles internos, etc.
Por lo tanto, cuando hablamos de qué es inversión ESG nos referimos a inversión sostenible, socialmente responsable y de impacto.
¿De dónde viene la inversión ESG?
Su origen se remonta a los años 60, con la Guerra de Vietnam, un conflicto bélico que generó múltiples protestas por parte de universitarios estadounidenses que solicitaron a sus centros que dejasen de invertir en sus carteras en empresas militares.
Ahí nace la importancia de tener en cuenta las necesidades éticas y morales en el desarrollo de las inversiones a todos los niveles.
Otro paso importante se produjo tres décadas después, cuando se lanzó el primer índice que introducía los criterios de sostenibilidad dentro de sus inversiones, el Dow Jones Sustainability Index.
Entonces, el concepto que se manejaba era el de ISR (Inversión Socialmente Responsable), inversión ESG comienza a utilizarse en 2006 de la mano de la ONU, cuando aprobaron los seis Principios para la Inversión Responsable (PRI, nuevamente por sus siglas en inglés) consistentes en:
- Incorporaremos asuntos ESG en los análisis de inversión y en los procesos de toma de decisiones.
- Seremos propietarios activos e incorporaremos asuntos ESG en nuestras prácticas y políticas de propiedad.
- Procuraremos una divulgación adecuada de los asuntos ESG por parte de las entidades en las que invertimos.
- Promoveremos la aceptación e implementación de los 4 Principios en el sector de las inversiones.
- Trabajaremos de manera colaborativa para incrementar nuestra efectividad en la aplicación de los Principios.
- Cada uno de nosotros presentará informes sobre nuestras actividades y progreso con respecto a la aplicación de los Principios.
Los beneficios de la inversión ESG
Invertir con criterios ESG supone excluir a aquellas empresas no éticas, como las relacionadas con las armas, el tabaco o el juego. Por supuesto, aquellas contaminantes. Sectores sostenibles al alza son las energías renovables, infraestructuras de agua, salud, agricultura, tecnología o construcciones.
En la actualidad, la inversión sostenible ya supone un tercio de los activos globales bajo gestión, esto es, 30.700 billones de dólares según el último informe Global Sustainable Investment Alliance.
En Instituto Santalucía trabajamos para contribuir en una educación financiera y en la generación de hábitos de ahorro sostenibles, máxime cuando la longevidad nos regala una vida de 100 años.