Ahorrar sin dolor: el enfoque conductual 

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El experto en pensiones, profesor del IE University y presidente de Novaster, Diego Valero, es el autor del segundo capítulo de nuestro libro “Nuevas formas de ahorrar” en el que analiza cómo influye la economía conductual en las decisiones de ahorro.  

La mayoría de las personas no tenemos una preparación financiera adecuada para la vejez. Un estudio muestra que casi un 75% de los jubilados en el mundo reconoce que no podrá cumplir sus objetivos (HSBC, 2015). Un reciente artículo (Hurwitz & Mitchell, 2022) indica que el 57% de los estadounidenses mayores expresan arrepentimiento por decisiones financieras clave que tomaron en años anteriores. En España, otro estudio (Shroders, 2017) señala que el 76% de los españoles jubilados desearía haber ahorrado más para su jubilación, muy por encima de la media europea, que era del 52%. Según éste mismo estudio, los trabajadores en activo ahorran un 8,6% de sus ingresos, aunque asumen que deberían estar ahorrando un 12%, o sea, casi un 40% más de lo que realmente ahorran.  

La economía conductual 

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué nos damos cuenta demasiado tarde de lo que teníamos que haber hecho? Los desarrollos de la economía conductual nos dan una respuesta contundente: nuestro cerebro no está preparado para gestionar adecuadamente nuestras finanzas, y nuestro comportamiento se ve condicionado por fricciones que nos apartan de las decisiones correctas para planificar nuestro futuro. 

Los sesgos de comportamiento, como ya sabemos, influyen en nuestro proceso de toma de decisiones. Nuestra forma de pensamiento, con sistema 1 y sistema 2, afecta a nuestra salud financiera en general, y al ahorro en particular, y con el tiempo, nos produce arrepentimiento, justo cuando ya no tiene remedio.  

En este capítulo se habla de esos conceptos, salud financiera, ahorro (y cómo generar hábitos de ahorro) y arrepentimiento financiero, y trataremos de dar algunas ideas de como la economía conductual propone subvertir la tiranía de la ignorancia financiera y de los sesgos que la alientan.  

Procesos de toma de decisiones 

Pero antes, quisiera hacer una muy breve reflexión sobre nuestros procesos de toma de decisiones. Bazerman y Moore (2012) resumen el proceso racional en los siguientes pasos:  

  • Definir el problema. 
  • Identificar criterios. 
  • Ponderar esos criterios. 
  • Generar alternativas. 
  • Valorar las alternativas según cada criterio. 
  • Calcular la decisión óptima.  

Para ello, se requiere que los decision-makers sepan definir el problema perfectamente, sean capaces de identificar todos los criterios, y ponderarlos según sus preferencias, conozcan las alternativas relevantes, valoren adecuadamente cada alternativa en función de cada criterio, y estén preparados para calcular adecuadamente las distintas probabilidades y elijan la alternativa con mayor valor percibido. Pero la realidad es que el proceso de decisión, que involucra nuestros dos sistemas de pensamiento, hace que la mayoría de decisiones recaigan sobre el sistema 1, que es irreflexivo y automático, en lugar de tomarse usando el sistema 2, más lógico y estructurado.  

Como ya nos ha explicado Simon (1957), nuestro juicio se ve limitado en su racionalidad, y nuestras decisiones no contemplan todas las posibilidades, sino que sencillamente buscan la primera que entendemos que es suficientemente adecuada. Ambos conceptos, llamados bounded rationality y satisficing, nos muestran por qué el juicio humano se desvía de la racionalidad. 

El gran psicólogo Kurt Lewin propuso un modelo de cambio de tres pasos (Lewin, 1947) que sigue teniendo vigencia hoy en día, pese (o quizás gracias) a su simplicidad: se basaba en descongelar (los procesos que se han convertido en hábitos enquistados), mover (a un nuevo nivel de pensamiento, proporcionando información necesaria para el cambio y creando las condiciones para el mismo), y congelar de nuevo (el conocimiento adquirido reflejado en nuevos procesos de decisión). En suma, es lo que más tarde hemos podido denominar como el paso del sistema 1 al sistema 2 de pensamiento.  

Bazerman y Moore (2012) concluyen que hay que seguir siete estrategias para mejorar el juicio humano y, por tanto, la toma de decisiones:  

  • Usar herramientas de análisis. 
  • Adquirir experiencia. 
  • Neutralizar los sesgos. 
  • Razonar por analogía. 
  • Considerar puntos de vista de terceros. 
  • Identificar los sesgos en otros. 
  • Empujar (nudge) a las personas hacia mejores decisiones, más éticas y juiciosas.  

El resumen de este proceso conductual de toma de decisiones se puede aplicar exitosamente a las decisiones sobre ahorro. Descubre cómo en el capítulo completo. Puedes descargártelo gratis aquí.  

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