La educación financiera se ha convertido en un pilar fundamental para el desarrollo económico y social de cualquier país. Para el Instituto Santalucía, desde su constitución, este concepto está en su ADN, ya que tiene como objetivo principal fomentar el debate sobre el problema del ahorro sostenible, ayudar a las personas a entender sus decisiones financieras y promover la colaboración colectiva para cambiar las actitudes de los consumidores hacia el ahorro a largo plazo. Además, en 2016 nuestro Foro de Expertos presentó un decálogo para mejorar la educación financiera en España, alineado con las acciones propuestas por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Por su parte, CEAPES, Confederación Estatal de Asociaciones de Profesores de Economía en Secundaria, constituida para defender los intereses del profesorado de Economía de Secundaria a escala estatal, ha enfatizado durante los últimos años la necesidad de mantener y fortalecer la formación económica en secundaria, presentando enmiendas a los grupos políticos para preservar asignaturas como Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial, y trasladar la necesidad de impartir una asignatura
especifica y obligatoria de Economía en 4ª de la ESO.
Periódicamente se evalúa el conocimiento financiero de nuestros estudiantes. El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes PISA (Programme for International Student Assessment) es un estudio de evaluación internacional, promovido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que intenta responder a una necesidad común a todos los sistemas educativos actuales: delimitar, describir y explicar lo que los jóvenes de 15-16 años saben y saben hacer, aplicando sus conocimientos a una variedad de entornos y contextos, al final de su etapa educativa
obligatoria. Desde 2012, se ofrece como opción internacional la evaluación de la competencia financiera, dado que la mejora de la toma de decisiones en el ámbito financiero por parte de los ciudadanos se ha revelado como un asunto de capital importancia. España ha participado en la evaluación de la competencia financiera en todos los ciclos: 2012, 2015, 2018 y 2022.
En este último informe PISA de 2002, el rendimiento medio estimado de España en competencia financiera es de 486 puntos, inferior al promedio de la OCDE (498). El porcentaje de alumnado en el nivel alto de rendimiento en España es del 25 %, también inferior al del promedio de la OCDE (30 %). Uno de cada seis estudiantes en España (17 %) presenta un nivel bajo de rendimiento (<1 y 1) en la competencia financiera, proporción parecida a la del promedio de la OCDE (18 %).
Recomendaciones para mejorar la educación financiera
Para ayudar a potenciar estas competencias, recientemente, el Instituto Santalucía con la colaboración de CEAPES han lanzado un concurso de educación financiera para jóvenes estudiantes de 4º de Secundaria y 1º y 2º de Bachillerato ideado para desarrollar su conocimiento financiero y económico planteado de una manera lúdica y dinámica. Las dos entidades quieren unir sus fuerzas para lanzar a la sociedad y a las organizaciones institucionales referentes en esta materia (oficiales, institucionales y de la sociedad
civil) una serie de recomendaciones, un reto más bien, para mejorar la educación financiera en este país.
Integración curricular
Implementar la educación económica y financiera en las etapas educativas, desde secundaria hasta bachillerato, incluyendo la creación de una asignatura obligatoria de Economía y Finanzas Personales en la ESO. Esa asignatura debería ser impartida por profesores con un conocimiento y titulación específica en la materia. Esta integración debería ser homogénea en todas las comunidades autónomas, solucionando el problema actual en cuanto a los diferentes niveles de desarrollo de la misma.
Formación del profesorado
Establecer programas de capacitación continua para docentes en temas económicos y financieros, asegurando que estén actualizados y puedan transmitir conocimientos prácticos a los estudiantes.
Colaboración con el sector financiero
Fomentar alianzas entre centros educativos y entidades financieras para, por ejemplo, organizar charlas didácticas y talleres prácticos impartidos por profesionales del sector, desarrollar programas de prácticas curriculares y visitas a instituciones financieras.
Uso de tecnologías educativas
Implementar plataformas digitales y aplicaciones móviles que simulen situaciones financieras reales, permitiendo a los estudiantes practicar la toma de decisiones económicas en un entorno seguro y a través de convenios con las redes sociales más solventes de entre las que suelen frecuentar.
Campañas de concienciación pública
Lanzar iniciativas de comunicación a escala nacional para resaltar la importancia de la educación económico-financiera, con contenidos “amablemente provocativos”, involucrando a medios de comunicación, redes sociales y figuras públicas.
Programas para colectivos vulnerables
Diseñar y ejecutar programas de educación económica y financiera específica mente diseñados para grupos en riesgo de exclusión financiera, como personas mayores, inmigrantes o individuos con bajos niveles de ingresos (visualmente atractivos, operaciones simples y/o simplificadas más habituales, cumplimiento de requisitos legales, etc.).
Evaluación y mejora continua
Establecer un sistema de evaluación periódica del nivel de educación económica y financiera de la población, utilizando los resultados para ajustar y mejorar los programas educativos anteriormente mencionados.
Descárgate el informe completo y conoce cuáles son los beneficios de potenciar la educción económica y financiera.