Las pensiones de jubilación, incapacidad y supervivencia forman lo que históricamente se conoce como la “tríada protectora”, nacida en un contexto de inestabilidad social y desamparo de las familias. Ha prevalecido hasta la actualidad y se ha universalizado, pero ya aparece acompañada, desde hace lustros, de la nueva gran contingencia del S. XXI: la dependencia. Desde el Instituto santalucía hemos elaborado un informe completo sobre modelos de pensiones públicas, incluyendo las diferentes contingencias y su funcionamiento en el mundo. Puedes acceder a él pulsando aquí.
En este artículo, nos centramos en la contingencia de jubilación y en sus rasgos más globales, teniendo en cuenta su funcionamiento en diferentes países: cobertura, beneficiarios y cálculo.
Objetivos de la contingencia de jubilación
La cobertura de jubilación trata de proteger el nivel de vida de aquellos trabajadores y sus familias que llegan a una cierta edad en la que el trabajo es desaconsejable por ser poco productivo y/u oneroso en términos físicos para el trabajador.
Beneficiarios y requisitos
En todos los modelos, los beneficiarios de esta cobertura pública son los trabajadores que llegan a una determinada “edad legal de jubilación” y que, además, cumplen otros requisitos. En la mayoría de los casos estos requisitos pasan por haber cumplido un periodo mínimo de cotización a la Seguridad Social, aunque no faltan casos en los que la mera ciudadanía, residencia en el país otorgante o pago de impuestos en el mismo durante un cierto número de años, permiten a los trabajadores cumplir este criterio básico de elegibilidad, además del anteriormente señalado relativo a la edad legal.
Edad de jubilación
La edad efectiva a la que se jubilan los trabajadores en los diferentes modelos (con excepciones para colectivos particulares) está comprendida entre los 60 años, en países Emergentes y también para mujeres, y los 67 años, con una edad modal de jubilación de entre 65 y 66 años en países avanzados. Aparte de algún caso con edad legal de jubilación de 68 años a alcanzar en los próximos años, la mayor parte de los países avanzados presentan edades objetivo de 67 años a alcanzar poco después de 2020, o la tienen ya vigente.
Las pensiones de jubilación son vitalicias y, en la mayor parte de los casos, se actualizan anualmente con criterios diversos, entre los que domina la variación del IPC (inflación), aunque tiene también presencia la de los salarios y, crecientemente, la de los índices de sostenibilidad financiera (equilibrio presupuestario del sistema) y de sostenibilidad generacional (avance de la esperanza de vida). Si bien, los factores de sostenibilidad generacional se utilizan preferentemente en el momento del cálculo de la pensión y no para su actualización anual durante su ciclo de vida.
Cálculo de la pensión por jubilación
La cuantía de esta prestación viene determinada, por lo general, como un porcentaje de una base reguladora calculada sobre los salarios previos a la jubilación, promediados y traídos a valor presente a lo largo de un número variable de años, que pueden abarcar los últimos “x” años, los “x” mejores o toda la vida laboral.
El montante así obtenido se ve generalmente multiplicado por la acumulación de puntos porcentuales obtenidos en función de la carrera de cotización realizada por cada trabajador, y minorado (o aumentado) por el tiempo en que se adelanta (o se retrasa) la jubilación efectiva respecto a la edad de referencia en cada momento. Para obtener la pensión máxima del sistema, en este marco de cálculo a partir de una base reguladora, es necesario no haber adelantado excesivamente la jubilación y cumplir carreras “completas” de cotización que pueden llegar a los 40 años en algunos países.
Otras formas de cálculo de la pensión por jubilación
Junto a la fórmula más habitual de cálculo de las pensiones recién descrita, también se encuentran con frecuencia sistemas de pensiones en los que coexisten pensiones básicas, alcanzables tras pasar su titular una prueba de ingresos (o, menos frecuentemente, de patrimonio), y pensiones complementarias de naturaleza profesional y mecanismo de cálculo muy similar al anteriormente descrito.
Menos frecuente, pero con importante presencia en países Emergentes y complementando las pensiones básicas, se encuentran pensiones de capitalización individual, de contribución definida, obligatorias, de provisión privada o pública entre cuyos proveedores los trabajadores pueden optar de cara a su pensión.
Empieza a establecerse, con mucho interés de cara a su adopción por países de todo nivel de desarrollo, el sistema de cuentas nocionales de contribución definida, que se superpone a los sistemas convencionales públicos y de reparto existentes para dotarles de potentes mecanismos de sostenibilidad.
Descarga del informe “Pensiones en Transición”
En un momento en el que las pensiones se encuentran constantemente en el centro del debate, el informe “Pensiones en Transición, llevado a cabo por nuestro Foro de Expertos, es el primer estudio presentado en España que ofrece un panorama internacional de los sistemas de pensiones y de las contingencias contempladas. Puedes acceder a él pulsando aquí.
Esta edad se interpreta a menudo como una edad puntual, única, a la que también se le denomina, con más propiedad, “edad de referencia”, ya que cualquier edad a la que un trabajador puede jubilarse según las normas vigentes es “legal”, sea esta anterior o posterior a la de referencia.