Existen tres tipos de grados de dependencia y la probabilidad de sufrir el tercero, el peor de todos, aumenta con la mayor longevidad.
El creciente aumento de la esperanza de vida en España suscita que el riesgo de padecer cualquier grado de dependencia en el futuro sea cada vez más alto y la probabilidad de sufrir la de grado III, la más grave de todas, aumenta con la mayor longevidad. En 2030 habrá en España más de 560.000 personas mayores de 65 años con la dependencia más severa. Es decir, el 1,1% de la población y el 4,9% de ese grupo de edad, según el informe “La dependencia en España. Una contingencia del siglo XXI”, elaborado por la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI) y el Instituto Santalucía. De este modo, la dependencia pasa a ser una de las principales contingencias del siglo XXI.
Vivir cada vez más es todo un privilegio, pero no está exento de costes. La dependencia se caracteriza por la necesidad de recurrir a la ayuda de terceras personas para realizar las denominadas Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD). Según el citado informe, el gasto económico que supone la dependencia de Grado III se sitúa en torno a 20.000 euros anuales, lo que supone una cifra muy superior a lo que se percibe como pensión pública.
Por lo tanto, la prestación por jubilación no será suficiente para hacer frente a la totalidad del coste que supone cuidar y atender a una persona con dependencia. Tampoco hay dotación de recursos públicos para esta necesidad. Ello obliga a los ciudadanos a planificar financieramente esta contingencia, de tal forma que cuenten con ahorro y rentas suficientes para cubrir el coste económico que supondrán los cuidados de larga duración asociados a la dependencia.
Los tres grados de dependencia
Según la incapacidad para realizar determinadas ABVD, la dependencia puede clasificarse en tres grados, de acuerdo con la Ley 39/2006.
- Grado I. Dependencia moderada: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias ABVD, al menos una vez al día o tiene necesidades de apoyo intermitente o limitado para su autonomía personal.
- Grado II. Dependencia severa: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias ABVD dos o tres veces al día, pero no requiere el apoyo permanente de un cuidador o tiene necesidades de apoyo extenso para su autonomía personal.
- Grado III. Gran dependencia: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias ABVD varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, necesita el apoyo indispensable y continuo de otra persona o tiene necesidades de apoyo generalizado para su autonomía personal.
Según datos recogidos durante el año 2018 en España, la mayor parte de población con dependencia se encuentra dentro del Grado II (dependencia severa), superando el medio millón de beneficiarios de prestaciones. Por otra parte, la dependencia moderada (Grado I) aglutina más de 450.000 beneficiarios, mientras que el número de dependientes de Grado III o que sufren gran dependencia se sitúa en torno a las 392.000 personas.
La probabilidad de sufrir dependencia de Grado III
- Por edad: una persona con 55 años tan solo tiene el 1% de probabilidad de sufrir dependencia de Grado III frente al 14% de los que tienen 90 años.
- Por sexo: la probabilidad es mayor entre las mujeres que entre los hombres. Esto se debe principalmente a características biológicas y a un estilo de vida sedentario.
- Por nivel educativo: las personas que no saben leer ni escribir sufren un mayor riesgo de dependencia prácticamente a todas las edades que se hace muy elevado a edades avanzadas, respecto a personas con, incluso, estudios bá
- Por lugar de residencia: la divergencia entre regiones crece con la edad. Así, por ejemplo, en la región de Murcia, a medida que aumenta la edad, es mucho más probable sufrir dependencia de Grado III (25,3% para los que tienen 90 años) que en la Comunidad de Madrid (8,9% para esa misma edad). Factores climáticos o ambientales, estilos de vida o la forma de trabajo según las características de las comunidades autónomas. No repercute de igual manera una vida dedicada al trabajo de campo a una vida de trabajo industrial.
Cómo anticiparse a la dependencia
Tal y como se ha mencionado al principio, el coste económico que supone la dependencia de Grado III oscila en torno a los 20.000 euros anuales. Esta estimación se ha realizado teniendo en cuenta que la persona que sufre dependencia contrata a una tercera persona durante 8 horas al día para que se encargue de sus cuidados de larga duración. El resto de tiempo de cuidados se entiende que se proveen por parte de cuidadores no profesionales, generalmente, aquellos que forman parte de la red familiar del dependiente.
Este coste representa 1,6 veces el importe medio de la pensión pública por jubilación entre los 80 y 84 años, aumentando hasta las 1,8 veces para la población mayor de 85 años. Por eso, es muy importante el fomento del ahorro previsional a largo plazo que permita completar con ahorro particular las rentas futuras de jubilación que procedan del sistema público de pensiones.
Para hacer frente a esta contingencia y poder asegurarnos una mayor tranquilidad económica en un futuro existen varias opciones como son: Planes de Pensiones, los Planes de Ahorro a Largo Plazo (PALP), Planes de Previsión Asegurados (PPA), Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS), Rentas Vitalicias, Hipotecas Inversas y Seguros de Dependencia.
Solamente hace falta elegir el que mejor se adapte a nuestras necesidades para empezar a invertir en nuestro futuro a largo plazo.