En este vídeo, José Antonio Herce, miembro del Foro de Expertos de Instituto Santalucía y socio fundador de LoRIS, hace una reflexión acerca del problema de la autonomía financiera de los mayores.
Cuando nos vamos haciendo mayores comenzamos a pensar más en qué nos deparará económicamente el futuro y cómo podremos hacer frente a las situaciones inesperadas de la vida.
Durante la jubilación, los ingresos que se reciben por parte de la pensión pública son, como mucho, el 72% del último salario percibido, según Eurostat. Por ello tenemos que pensar en nuestro retiro laboral mucho antes de que ocurra, para así poder tener un plan económico adicional que nos ayude a hacer frente a las contingencias de la longevidad. Es cierto que para entonces probablemente no tendremos hipoteca, tampoco gastos relacionados con los hijos. Sin embargo, sí afrontaremos más costes relacionados con la salud. Por esta razón, debemos conocer cómo se puede facilitar una mayor autonomía financiera a las personas mayores.
“Las personas mayores suelen tener patrimonios financieros en activos reales más importantes que los jóvenes. Por lo tanto, desde el punto de vista patrimonial no tendrían tanto problema para financiar su día a día, salvo que no pudieran convertir esos patrimonios en flujos de renta”, según José Antonio Herce, refiriéndose a la monetización de la vivienda.
Sin embargo, el verdadero problema de la autonomía financiera de las personas mayores se encuentra en que “necesitan flujos de renta suficiente para afrontar situaciones sobrevenidas, por ejemplo, de cuidados de larga duración porque, de otra forma, sus gastos cotidianos suelen estar bastante comedidos”, añade.
Facilidades para la autonomía financiera de los mayores
A raíz de las palabras del miembro del Foro de Expertos de Instituto Santalucía, se puede decir que el aumento de la esperanza de vida provoca que se produzcan más gastos derivados de la salud.
En la actualidad, España es el segundo país del mundo más longevo. Vivimos una media de 83 años, según el INE, y para 2050, nos situaremos en 90 años, según la OCDE. Esto implica que debemos complementar la pensión pública con ahorro previsional, con ahorro particular invertido en las diferentes alternativas de ahorro para la jubilación.
¿Qué es la dependencia?
La dependencia es una situación a la que tarde o temprano llegan todas las personas de una u otra forma ante el mencionado aumento de la esperanza de vida. En el caso más grave, se necesita ayuda de terceras personas para realizar las actividades básicas diarias, como puede ser el aseo personal, movilidad, realización de actividades domésticas…
Existen estos tres grados de dependencia:
- Grado I. Dependencia moderada: La persona precisa apoyo para realizar las actividades básicas diarias al menos una vez al día. Además, presenta limitaciones en su autonomía personal.
- Grado II. Dependencia severa: La persona precisa ayuda para hacer varias actividades básicas dos o tres veces al día. Necesita una ayuda extensa para poder realizar su autonomía personal.
- Grado III. Gran dependencia: La persona necesita ayuda para realizar las actividades cotidianas diarias varias veces al día debido a su estado de pérdida total de autonomía.
Recomendaciones para mejorar la autonomía financiera
Los gastos que derivan de la salud suelen ser elevados. Por ejemplo, según el informe “La dependencia en España. Una contingencia del siglo XXI”, elaborado por AFI y el Instituto Santalucía, el coste de pagar a una persona para el cuidado diario durante ocho horas alcanza los 20.000 euros anuales, lo que supone 1,6 veces el importe medio de la pensión pública por jubilación en personas de entre 80 y 84 años.
Como vemos, es importante conocer las opciones a las que podemos recurrir para obtener más liquidez e ingresos en nuestras cuentas y así poder hacer frente a estas contingencias.
A continuación, os mostramos una serie de recomendaciones que nos ayudarían a mejorar nuestra autonomía financiera:
- Comenzar a integrarse en la cultura de ahorro previsional a largo plazo. Es imprescindible fomentar la educación financiera para que todo el mundo sea consciente de lo importante que es tener un buen hábito de ahorro que nos permita estar más despreocupados ante cualquier contingencia que nos surja.
- Es muy importante que tengamos en cuenta determinados productos financieros, porque estos pueden ayudarnos a generar unos ingresos extra para poder hacer frente el día de mañana a cualquier imprevisto. Entre estos productos destacan los planes de pensiones, los Planes de Ahorro a Largo Plazo (PALP), Los Planes Individuales de Ahorro Sistemáticos (PIAS), los Planes de Previsión Asegurados (PPA), Rentas Vitalicias, etc.
- Recurrir a planes de pensiones promovidos por empresas, es decir, planes de empleo que son sistemas privados de previsión social voluntaria en favor de los propios empleados.
- Convertir nuestra vivienda en un complemento para la jubilación, es decir, hacer líquido nuestro patrimonio inmobiliario. Esto consiste en, por ejemplo, suscribir una hipoteca inversa, donde se vende la propiedad con reserva de usufructo, lo que hace que puedas recibir unos ingresos adicionales que compensen a la pensión pública y la pérdida de poder adquisitivo.
Accede a las conclusiones del último Foro de Expertos de Instituto Santalucía donde podrás leer las recomendaciones que realizan ante la insostenibilidad del sistema de pensiones.
Desde el Instituto Santalucía queremos contribuir a mejorar la educación financiera de los ciudadanos ofreciendo calculadoras, libros y consejos que buscan mejorar el estado de bienestar de cara a la jubilación.